Con la contumacia de una burocracia kafkiana la Confederación Hidrográfica del Tajo ejecuta los trasvases de agua desde el Tajo hacia el Segura. El enemigo siempre ha estado dentro. No existe cambio climático ni sequía sistémica que ponga fin a semejante desatino. Ni desaladoras, ni agotamiento por sobreexplotación, ni contaminación de las aguas subterráneas o superficiales frenan tanta inercia interesada. Entre los presidentes de las Comunidades de Levante, que reciben el agua, uno ha invocado la Igualdad nacional y el agua como derecho propio y otro, con el lenguaje rancio de Peman, ha rememorado el agua que fluye del Centro al Levante como las arterias de España. Así podemos conocer cómo entiende la derecha el concepto de Igualdad, sea territorial o sea individual. El de la Igualdad es el nuevo argumentario de la derecha. Antes se recurría a la Solidaridad. Las batallas territoriales ahora se libran sobre conceptos de la Revolución Francesa (igualdad, libertad), interpretados a conveniencia de quienes los utilizan. Así se desvirtúan las palabras, los conceptos y hasta la propia realidad. Desde luego la Igualdad no consiste en usurpar el agua a quienes se impuso, en condiciones distintas a las actuales, un trasvase contra su voluntad.
De la cuenca del Tajo se abastece Madrid y su territorio. En la misma proporción vierten agua contaminada a los cauces degradados. También consume agua Toledo y cada vez más la provincia. Se llevará otra parte a la Mancha y se empleará no solo para consumos humanos, sino también para rellenar lagunas que la sequía y la sobreexplotación de acuíferos desecan ante la insensibilidad de las administraciones y las organizaciones agrarias regionales. Vendrán tiempos secos en que no habrá agua para tantos, como sucede en algunos lugares de la península. Nadie lo imaginaba años atrás en Cataluña. Sin embargo, las emergencias de abastecimientos taparán la mala gestión de un recurso escaso. Surgirán entonces los debates partidarios, la invocación a las tecnologías mesiánicas, las inversiones millonarias, el negocio de unos pocos con los usos del agua. Un clásico de la novela o el cine negros. Entre tanto, por el cauce del Tajo, de Garcilaso, lleva años fluyendo un líquido viscoso de color cambiante, según la composición química de los vertidos.