Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


El reinado de Witiza

21/01/2025

Vayan por delante mis sinceras disculpas, en estos mis primeros días de vida, por no haberle saludado antes. Acabo de nacer, y aún me cuesta abrir los ojos al mundo. Pero por lo poco que he visto, confieso que ganas tengo de cerrarlos, y pedir a 2024 que tire del carro un poco más. La papeleta que me ha dejado el malaje para mis doce meses, es de aúpa. Me viene a la cabeza aquello de «oscuro e incierto se presenta el Reinado de Witiza», para describir la partida de mus que tendrá lugar en mis días. No tema, le seré franco toda la partida. Casualmente, como me quieren y han bautizado algunos.
Prometo ser una buena pareja de mus, aunque no desvele las cartas de mi calendario, ni le pase señas falsas. Sí digo que a punto estuve de pedir al relojero de la Puerta del Sol -hace justo tres semanas-, que no sonaran las campanas anunciando mi nacimiento. El relojero no me hizo caso y aquí estoy, dispuesto a repartir cartas. Intentaré no ser jugador de chica, y llevar con honra ser el año final del primer cuarto de siglo. Pese a las rimas.
Decía líneas arriba que no le puedo chivar lo que tengo preparado, por mucho que me insista y pase señas. Ello no es óbice para confesar que tengo mi buzón saturado con una pregunta. Y esa no es otra sino saber si, en alguno de mis meses, habrá elecciones y un cambio de Gobierno. Pues mire, aunque lo sé, me obliga a decir que mus sin verlas. Y como a la mano se la respeta, afirmo que mis cartas vienen cargadas de incertidumbre y órdagos, así que átese los machos por si uno de ellos es a la grande.
Me va a permitir un par de consejos para el sano transcurrir por mi tapete. Le sugiero, en primer lugar, que sea paciente y cauteloso. Y segundo, que no se deje engañar por nada ni por nadie. Los años pasados -con los que tengo buena relación-, me soplan que usted tiende a ser amarrategui. Le pido que, en mis cincuenta y dos semanas de existencia, agarre bien sus cartas y no las deje caer, oiga lo que oiga, y arriesgue solo cuando lo vea más que claro. Justo como ha hecho años atrás, pese a los tahúres que pretenden saltarse la ley y la prensa libre con naipes marcados.
Me encantará que su cartas encierren esfuerzo, dignidad, honestidad y fe en mí. También en los años que me seguirán. Solo así podremos ganar la partida. Si usted juega limpio, y sabe administrar sus naipes con prudencia, seguro que el relojero de la Puerta del Sol le repartirá un treinta y uno de mano el último día de diciembre.
Antes de empezar la partida, otro consejo. No estaría de más que aumentara sus conocimientos en materia judicial, para entender mejor toda la información que conocerá en mis días.  Ahí estará la clave para saber si seré un año de órdago, o un simple farol más. 
Y recuerde: a la mano, ni agua.

ARCHIVADO EN: Puerta del Sol