Tres años después se celebró la Conferencia de Presidentes en Santander. Previamente, se había exigido su convocatoria de forma reiterada como si de ella dependiera la solución de algunos de los graves problemas que afectan a los españoles. Como en otras ocasiones, la montaña parió un ratón. No hay duda de que este tipo de encuentros son necesarios, que contribuyen a dar una imagen del país que para muchos está difuminada. Pero no parece de recibo que después de tantas reclamaciones se saldara sin ningún tipo de acuerdo tras los monólogos sucesivos de los presidentes autonómicos. La pregunta entonces es ¿para qué se reunieron?
De antemano se conocía que no habría ninguna aproximación de posiciones en los puntos más importantes que se abordaron, la financiación autonómica y las quitas de deuda, la vivienda, o el reparto de menores. Todo lo que se dijo en la mesa ya lo habían manifestado cada uno de los presidentes a lo largo del año político que ahora concluye. Las reiteraciones, por tanto, aportan poco. Por ese motivo sería necesario replantear este tipo de reuniones que sin acuerdos carecen de sentido y aumenta la sensación de que son incapaces de llegar a un mínimo común denominador a la hora de afrontar los problemas porque pesan más las posiciones partidistas. Como en otros organismos, sería preciso un órgano de coordinación, alguna clase de secretaría que trabajara discretamente para llevar a la Conferencia de Presidentes un papel que pudiera ser firmado por todos.
Eso sí, los presidentes autonómicos populares le dijeron a la cara a Pedro Sánchez y a Salvador Illa que no están nada de acuerdo con la financiación singular de Cataluña y que de las condonaciones de la deuda hay que hablar más despacio porque se da la circunstancia de que no todos los presidentes autonómicos populares tienen los mismos intereses al respecto. Quienes ven en esa posibilidad un alivio para sus finanzas regionales se toparon con la negativa de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, la reina del dumping fiscal, a aceptar ningún tipo de quita. Por el contrario, nada se dijeron entre ellos sobre las condiciones que se han de tener en cuenta para abordar la reforma de la financiación autonómica, que todos reclaman y a la que todos temen, y no se escuchó ni una sola propuesta acerca de las diferencias que existen entre las propias comunidades autónomas dirigidas por presidentes populares, de tal forma que sigue sin conocerse cuál es su oferta para abordar la reforma de la financiación autonómica, y nadie quiere dar el primer paso de las exigencias públicas aunque las demandas de cada uno de ellos es de sobra conocida.
El Gobierno va a convocar al Consejo de Política Fiscal y Financiera para hablar de la condonación de la deuda autonómica, un asunto que viene determinado por los acuerdos del PSOE con los independentistas catalanes, que enturbia todo el debate acerca de los paganos y de la igualdad de los españoles sin que se hayan abordado otras posibilidades de reestructurar la deuda y sin que nadie lo haya propuesto.
Que haya comunidades autónomas que se hayan declarado insumisas u objetoras a la aplicación de la ley de vivienda, cuando este es el principal problema de jóvenes y familias, o que no se alcanzara un pacto sobre el reparto de los menores migrantes que se encuentran varados en Canarias, da idea de la altura política de todos los asistentes.