No fue el mejor día para ir a trabajar por carretera. El sector agrícola y ganadero de la provincia cambió el arado por el asfalto para defender sus derechos. En una convocatoria ajena a las organizaciones agrarias  y convocada por redes sociales, afectados de innumerables puntos de la provincia como Alameda de la Sagra, Casarrubuelos, Pantoja o Mora, entre muchos otros municipios, paralizaron las entradas y salidas de la provincia de Toledo.

Por número de tractores desplazados el protagonismo se lo llevó Madridejos, donde se agolparon cerca de 200 vehículos agrícolas y medio millar de manifestantes. Maqueda, por otro lado, destacó por ser el punto dónde más tiempo duraron las retenciones al mantenerse éstas hasta altas horas de la tarde. En Illescas, en cambio, los cerca de 60 tractores allí estacionados abandonaron la calzada a eso de las 16:00 horas de la tarde tras llegar a un acuerdo con la Guardia Civil para despejar una zona que afectó a más turismos por su cercana conexión con Madrid. 

Pese a que el conjunto de manifestantes de este enclave realizó una retirada más temprana, alrededor de una veintena de sus tractores hicieron una parada en los accesos a una cadena de supermercados de Yuncos, «como rechazo a su política de empresa, porque compra sus productos a proveedores que no son locales», tal y como señaló Rubén López, uno de los agricultores afectados.

La A-42 a la altura de Illescas aglutinó un elevado número de turismos atascados. - Foto: Yolanda LanchaLa jornada dio de sí para momentos de humor, como forma de pasar mejor el día, o de tensión, ya fuera con los conductores que se vieron perjudicados por los atascos o con los agentes de Guardia Civil allí desplazados. Hubo un poco de todo. De nuevo en Illescas, una veintena de tractores se ubicaron en un sentido de la circulación de la A-42 y casi cuarenta en el contrario. Y los propietarios de los mismos no tuvieron la misma relación con la autoridad en un sentido y en otro.

Más allá de alguna discusión o una conversación con un tono elevado ambas partes acabaron llegando a acuerdos para que cada cierto tiempo fueran dejando paso a los vehículos por un pequeño carril improvisado entre sus tractores, con el fin de descongestionar la vía y no causar problemas mayores en aquellos conductores que tuvieran prisa.

Durante la espera también hubo imágenes llamativas. Casos como los del autobús de Toledo-Madrid, que fue «menos directo que nunca», como decían sus usuarios en tono de humor mientras charlaban fuera del mismo a pie de la autovía. Otros casos mostraban a dos compañeras de trabajo que se encontraron en el atasco y se reunieron para pasar el rato de mejor manera o el infortunio de un vecino de Recas que llevaba un año y medio de baja laboral y, por este motivo, no pudo acudir a su puesto de trabajo en el día de su reincorporación.