El cardenal Aguirre, erudito franciscano

J. Guayerbas
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Hoy se cumple un siglo del fallecimiento de Gregorio María Aguirre y García, que tras ocupar la sede pontificia de Lugo y de Burgos será de 1909 a 1913 arzobispo de la Iglesia de Toledo.

Retrato del cardenal Aguirre en la sala Capitular de la Catedral. - Foto: David Pérez

El cardenal Aguirre fallecía en Toledo el 9 de octubre de 1913. Hoy se cumplen cien años de la muerte de este franciscano de origen campesino y humilde natural de Pola de Gordón, en la provincia de León. En sus apenas cuatro años de pontificado, Gregorio María Aguirre y García dedicó atención especial al seminario, además de potenciar las comunidades de regulares, la lucha contra la propagación de la impiedad y favorecer la enseñanza católica en las escuelas.

El historiador Leandro Higueruela del Pino realiza un breve análisis del franciscano en la publicación editada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en 1993 ‘Primados de Toledo’. Entre los datos que se desprenden de esta pequeña biografía destaca el impulso del arzobispo Aguirre a la Acción Católica a instancias del Papa Pío X siguiendo los cánones que ya funcionaban en Italia.

Para ello, el boletín diocesano de la época insertaba una serie de páginas bajo el título ‘Normas de Acción Católica y Social en España’, además, logró estructurar el consejo diocesano en Toledo y marcó las directrices para el compromiso del clero a la hora de fundar en los pueblos cajas rurales y sindicatos agrícolas.

Así, como recoge Higueruela del Pino, en 1912 el cardenal Aguirre proponía normas complementarias en las que proyectaba una federación de todas las obras católicas de carácter social. Una realidad que no pudo ver debido a su acusado estado de salud, ya que sería su sucesor, el cardenal Guisasola, el responsable de llevar a cabo la federación nacional de obras católicas.

El retrato del cardenal Aguirre ocupa hoy en día uno de los espacios de la sala Capitular de la Catedral, junto a los lienzos de los arzobispos de Toledo en su dilatada historia eclesiástica. Asimismo, en su lápida funeraria en la Primada se puede leer: ‘Jesucristo, Alfa y Omega. Aquí en el trono de su honor, está enterrado Gregorio María Aguirre García, de Pola de Gordón, diócesis de Oviedo, de la Orden del Seráfico Padre San Francisco, obispo de Lugo y de Burgos, Arzobispo Toledano, Primado de los Españas. Patriarca de las Indias Occidentales. Cardenal Presbítero del título de San Juan Apóstol ante Portam Latinam. Insigne por su santidad de vida, por su celo apostólico, por su fiel sumisión a la Cátedra de Pedro y por su don de consejo y caridad. Fue verdadero ejemplo de su grey. Murió el día 9 de octubre del año 1913 a la edad de 78 años y a los 28 de su Pontificado. ¡Cristo te haya en la paz!.

Consuegra y Almagro. Hasta el año 1867 el cardenal Aguirre impartió Teología en el convento franciscano de Consuegra, del que fue rector. En 1870 fue trasladado a Pastrana para regir el centro franciscano de esta localidad, hasta que en 1876 regresa a Consuegra como lector de cánones y ‘definidor’ de la provincia franciscana. En 1878, como indica Higueruela del Pino, fue nombrado rector del colegio de la orden en Almagro. Dos años más tarde pasa a dirigir el convento de la institución en La Puebla de Montalbán.

En esta etapa de su vida ya había sido propuesto hasta en dos ocasiones para obispo, pero renunció a ello. Será en 1885 cuando acceda a la sede de Lugo, y en 1894 fue promovido a la diócesis de Burgos. En 1885 fue el promotor y responsable del quinto congreso católico. Los resultados obtenidos y su trayectoria le valieron el 15 de abril de 1907 el título de cardenal.

El 9 de octubre de 1913 se anunciaba su muerte. El cardenal Aguirre dispuso en su testamento que en la oración fúnebre el orador se  abstuviese de toda alabanza, además, como franciscano, destinó todos sus bienes a los más necesitados.

Época de transformaciones. El pontificado del cardenal Aguirre coincide con una época de transformaciones sociales con un incremento de la población y una mejora de las comunicaciones y el transporte con la expansión de la red ferroviaria y de carreteras. Las relaciones laborales se hacen más tensas y conflictivas con métodos reivindicativos más duros.

En política, según se publica en ‘Primados de Toledo’, las cambios son decisivos con la Semana Trágica de Barcelona en 1909 -inicio del pontificado del cardenal Aguirre- que acelera la caída de Maura, se acerca el fin del turnismo y la división del partido conservador. De esta forma, el Partido Socialista contará con representación parlamentaria y se inclina la forma republicana.

Es una etapa de anticlericalismo, en especial por la fuerza que cobra la escuela laica frente a la enseñanza que defiende la Iglesia. La ‘Ley del candado’ de diciembre de 1910 promovida por Canalejas que impedía por dos años el establecimiento de congregaciones religiosas, si no mediaba una autorización especial del Ministerio de Gracia y Justicia, y en tanto no quedara aprobada una nueva ley de asociaciones, fue otro de los elementos que formaban el escenario en el que tuvo que gobernar la Iglesia de Toledo el cardenal Aguirre.