Queda un año para que entre en vigor el nuevo Plan de cuenca del Tajo, que determinará la gestión del río hasta el año 2028. Así lo dijo hace pocos días la ministra de eso que han dado en llamar Transición Ecológica y Reto Demográfico. Y ha llegado el momento de decir si queremos seguir tragando con la misma gestión del río. O queremos cambiarla. El Esquema de Temas Importantes no ha recogido ni una de las «alegaciones» al Esquema Provisional. Y los caudales ecológicos que fija, no cumplen las cinco sentencias del Tribunal Supremo. Además, la modificación en ciernes de la regla de explotación del Tajo-Segura, es un simple maquillaje para mantener más regulares los trasvases, y cronificar un nivel del 20-25 % en Entrepeñas y Buendía.
Ante este panorama la sociedad debe tener claro si quiere mantener una década más al menos un albañal a cielo abierto en Toledo, Talavera de la Reina y en toda la provincia; y un caudal ínfimo en Aranjuez, con una cabecera eternamente machacada por eso que, aunque parezca mentira, aún denominan «excedentes» los altos mandos de la política hidrológica en Madrid. Las plataformas ciudadanas han hecho un trabajo fundamental durante los últimos lustros, han dado la vuelta a la concepción existente sobre la gestión, falsa solidaridad, y la necesidad urgente de adoptar un marco europeo para un río, el Tajo, que se gestiona con parámetros más que tercermundistas. Pero ya no es suficiente. Si la sociedad en su conjunto, las entidades de peso y prestigio cultural, los Ayuntamientos, y los ciudadanos no presionan para que esto cambie, no lo va a hacer. En pocos días se hará público el Borrador de Plan de cuenca. Y todo seguirá igual. Por mucha propaganda que se haga. Por mucho que se quiera vender como un triunfo una modificación insuficiente y tramposa de las reglas de explotación del trasvase. No deberíamos, los ciudadanos del Tajo, permitir más plazos, más prórrogas.
La apisonadora de la propaganda ya se ha puesto en marcha. En el Levante dispuestos a defender su derecho de pernada sobre el Tajo y los ribereños. Y aquí con anuncios, visitas de la ministra y los enjuagues acostumbrados donde el Tajo siempre es el cromo que cambiar por asuntos que políticamente interesan más. La Junta debe defender los caudales ecológicos, los de verdad, los que ha fijado su Consejería de Desarrollo Sostenible, la que tiene competencias. La sociedad debe saber lo que quiere. El Tajo o una década más de miseria. Nos lo jugamos en este año.