Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


La oposición a Sánchez (y a Illa), asignatura para septiembre

14/08/2024

Ejercer una buena oposición es tan importante como ejercer un buen gobierno: ambas partes, en continua dialéctica, se complementan al servicio del ciudadano. O así, al menos, debería ser. De Pedro Sánchez se ha dicho que se beneficiaba de la 'levedad' de la oposición que le hacía el PP de Núñez Feijóo, máxime con las contradicciones que a los 'populares' les suponía su alianza con Vox, ya inexistente. Del flamante president de la Generalitat, Salvador Illa, se dice que carece, de hecho, de oposición, y no faltan medios que se hayan preguntado si, en realidad, el nuevamente fugado Puigdemont podría, olvidando sus promesas de abandonar la política, ejercer ese papel, aunque sea desde Waterloo. La situación es muy fluida, pero todo va a cambiar en septiembre, dicen unos y otros.

Participé en la entrevista que Carlos Herrera, en Cope, hizo a Feijóo, que suponía la reaparición pública del presidente del Partido Popular tras su convalecencia de una operación de desprendimiento de retina. Tuve la oportunidad de manifestarle una cierta decepción por la manera como, en estos momentos que el propio Feijóo califica de "emergencia nacional", se ha ejercido, como desganadamente, la oposición, alegrándome de que, finalmente, el PP anuncie una ofensiva 'total' en septiembre contra los planes anunciados por Pedro Sánchez de 'federalizar' el país. Entre otras cosas.

Quiero suponer que la ofensiva consistirá en algo más que la anunciada convocatoria a los once presidentes autonómicos 'populares' para coordinar -ya era hora- una acción común, que confían que no sea boicoteada por Vox, ya fuera del poder autonómico que compartía con los 'populares'. Ignoro, porque Feijóo tampoco lo detalló, si esa acción común consistirá en boicotear la conferencia de presidentes autonómicos que el Gobierno central ha anunciado para este septiembre en Cantabria, dedicada a la vivienda. En todo caso, parece imprescindible una puesta en común de la iniciativa autonómica tras el pacto suscrito hace un mes entre el PSC y ERC, que dio a Illa la presidencia de la Generalitat y que prevé para Cataluña una suerte de 'concierto' similar a los que tienen el País Vasco y Navarra.

Lo que haga Illa para desarrollar, o no, ese pacto, a mi juicio claramente inconstitucional, está por ver. Pero ¿quién va a presionar al molt honorable president en un sentido u otro? . Desde luego, no la agónica Esquerra, de alguna manera 'socio descontento' en la gobernación de Illa. Ni, menos aún, Junts, descabezado y a la espera de un congreso que se celebrará en otoño, quizá para pedir a Puigdemont, no solo fugado, sino desprestigiado ante una parte de las bases por su rocambolesca fuga, que siga. O sea, que olvide aquella promesa de retirarse si no lograba ser president de la Generalitat, como olvidó la promesa de asistir a la sesión de investidura, poniendo en escena, en cambio, una espectacular escapada.

Pienso que, ante la falta de oposición al socialista Illa, bien podría pensar el PP en alzarse de alguna manera como una especie de oposición moral también en Cataluña, donde los 'populares', de la mano experta pero solitaria de Alejandro Fernández, han crecido algo, pero no lo suficiente. La verdad es que en la entrevista, demasiado corta, con Herrera se habló poco, a mi juicio, de Cataluña, que sigue siendo el epicentro de la política española en general y que es asignatura que en el PP, sin el aliento de Vox en la nuca, deberían repasar.

Parece de todas formas importante que, al menos, haya sobre la mesa una propuesta de actuación ante la evidentemente irregular situación política española. Y no menos clave es que Feijóo anuncie que su ofensiva se hará con moderación (y quizá con un equipo reforzado). Entiendo que hay que abandonar el mero '¡váyase, señor Sánchez!', las batallas de sal gorda, e inaugurar una campaña de explicación a la ciudadanía acerca de los puntos concretos en los que se corre el peligro de violar la Constitución, la separación de poderes, la seguridad jurídica y la unidad territorial. Que son la base de un Estado que no quiera correr el riesgo de convertirse en fallido. Y este es, lamentablemente, un riesgo al que no estamos cercanos, pero tampoco, a este paso, demasiado lejanos.

No quiero olvidar, por cierto, una frase pronunciada por Feijóo durante la entrevista: "no tenemos la seguridad de que en diciembre tengamos o no este Gobierno". Y Sánchez, recién llegado a La Mareta, sigue silente. Sí, este otoño la cosa va a estar movida. Caliente por muchos motivos.