La Flor de Santa Coloma fue La Jara

Dominguín
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Desafío de seis ganaderías del encaste de Santa Coloma que atrajeron mucho público a la plaza de toros La Sagra de Villaseca, que casi llenó los tendidos

'Campiñeso' fue el novillo más destacado del desafio de Santa Coloma. - Foto: Dominguín

Mucha expectación había levantado la novillada del sábado en Villaseca y por ende, atrajo más gente que en anteriores festejos. Los tendidos casi llenos en tarde agradable, nublada, cayendo un ligero chaparrón en el segundo de la tarde.

Festejo de grises, en todas sus tonalidades, todos ellos de la rama ganadera de Santa Coloma y representando a esta, las ganaderías de Ana Romero, Pallarés, Flor de Jara, Rehuelga, La Quinta y Los Maños.

Los novilleros anduvieron solventes ante astados que en ocasiones regalaron embestidas claras y en otras miradas y tarascadas que hicieron que el público no pudiera estar comiendo pipas.

Casi lleno en los tendidos de Villaseca en la cuarta novillada del Alfarero de Oro.Casi lleno en los tendidos de Villaseca en la cuarta novillada del Alfarero de Oro. - Foto: DominguínAbría cartel Alejandro Peñaranda que pecho en primer lugar con uno de Ana Romero, animal que pasaba sin codicia, ante el cual el novillero puso todo y ello le fue agradecido por el respetable. Lo más importante del trasteo lo hizo por naturales, apagándose el novillero y no quedándole otra al de Albacete que enterrar el acero en lo alto, tras lo cual fue aplaudido.

Su segundo fue de Rehuelga, un astado con seriedad y cuajo que comenzó embistiendo por bajo ante el buen capote de Peñaranda. Supo con la pañosa darle sitio y tirar del burel por bajo, a pesar de que la cara del animal en cada embroque salía por las nubes. Otra estocada certera que agradecieron los tendidos con palmas.

Maros Linares era uno de los de los más esperados por los aficionados de Villaseca. Y este comenzó a mecer con la capa al de Pallarés que hizo segundo del festejo. Inteligente con la pañosa, sabiendo aprovechar los viajes del burel pese a que no fue capaz de encontrar los terrenos idóneos para plantearles una faena seria. Se le vieron derechazos encajados y remates muy toreros que gustaron en los tendidos. Con la zurda supo aprovechar la nobleza en los embroques del animal que salía desentendido de los engaños. Silencio tras pinchado y media del novillero jienense.

Sorteó Marcos Linares en quinto lugar un utrero de La Quinta, astado que no le puso fácil su trasteo. Quiso desplegar su tauromaquia doblándose de principio con el de Conradi que tomo por bajo la pañosa que le ofrecía Linares. Gusto y torería aprovechando los embroques con la diestra en muletazos templados y de mano baja. Hubiese podido tocar pelo, pero la estocada no fue muy acertada dejando su paso por Villaseca en blanco.

Salió Campiñeso al ruedo y una ovación recibió al de Flor de Jara. Un cárdeno oscuro con trapío y plaza que a la postre fue el novillo del desafío. Dos buenas varas tomó desde lejos el de Cancela que no repuchó y empujó al equino hasta las tablas. Daniel Medina que vio la buena condición del utrero le puso plana la muleta y llevó sus embestidas cosidas al trapo rojo. Se le vio al vallisoletano relajado, toreando en redondo con gusto, arrastrando una cuarta la tela roja por el albero y midiendo la embestida de Campiñeso que la seguía hasta el fin. Media no tuvo suerte con los aceros y se silenció su labor, mientras que veía como el público aplaudía al bravo de Flor de Jara.

Cerraba el desafío el de Los Maños, el menos en cuajo del festejo y que fue reservado y complicado para Medina. El tercio de varas y banderillas fue toda una odisea, en parte por el pánico que se transmiten las cuadrillas ante situaciones nada cómodas. El novillero quiso probar al burel que no se entregó y por momentos se ponía peligroso, lo que hizo que abreviase y se fuese por lo aceros rápido. Este gesto, como la estocada trasera y tendida no fueron del agrado de los asistentes, llegando a recibir pitos en cuanto cayó el animal al ruedo.

Salió con manos el último de la tarde de Los Maños, al cual recibió Daniel Medina con oficio justo antes de empezar a salir despistado de los capotes de la cuadrilla. No quiso el novillo tomar la puya del picador, recibiendo dos picotazos y poniendo en apuros a los banderilleros de Medina. El de Valladolid decidió abreviar ante la manifiesta falta de celo y el peligro del animal, dejando una estocada trasera y tendida que provocó los pitos de parte del tendido.