Sagrario, una devoción en Cádiz

J. Guayerbas
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La Hermandad de la Virgen del Sagrario de Toledo en Cádiz tiene su origen en el oratorio particular de Eusebio Donado del Castillo a mediados del siglo XVIII, aunque otras teorías aseguran que la hermandad se funda en 1687.

En el contexto de las fundaciones de Fray Pablo de Cádiz, capuchino de origen genovés que en el siglo XVII da a los rosarios públicos su configuración definitiva, nace en la ciudad más antigua de Occidente la devoción a la Virgen del Sagrario de Toledo.

Estampas antiguas y litografías de la imagen devocional dan cuenta del apellido que los gaditanos pusieron a la imagen realizada en alguno de los talleres de imaginería gaditana influenciados por la escultura sacra genovesa. De Toledo aparece en todas y cada una de las inscripciones que acompañan a las estampitas devocionales y a cuantos documentos se conservan de la hermandad que el Obispado de Ceuta-Cádiz extinguió sin razones de peso en 2010.

Historiadores del patrimonio sacro y cofrade de Andalucía, como Enrique Hormigo, han sacado a la luz algunos datos relacionados con la devoción a la patrona de Toledo en Cádiz.

La Hermandad de la Virgen del Sagrario y su copatrono San José tuvo su origen en la devoción particular que Eusebio Donado del Castillo tenía en la capilla-oratorio de su hogar.

Será en 1763, con la aprobación del obispo Fray Tomás del Valle, cuando José Pérez de Figueroa funde un rosario público con la advocación de María Santísima del Sagrario de Toledo. Esta es la primera fecha documentada de la hermandad, aunque existe una vertiente que sitúa la fundación de la misma en 1687.

La aceptación del rezo público del Santo Rosario con la Virgen del Sagrario logró en unos meses concentrar a un amplio número de fieles toledanos afincados en Cádiz, por lo que la imagen pasó de la capilla particular de Eusebio Donado del Castillo a un altar provisional en la Iglesia de la Conversión de San Pablo el 8 de octubre de 1764.

Un año más tarde, el 13 de octubre de 1765, la hermandad celebró su primera asamblea con el fin de redactar los estatutos. Las ordenanzas, una vez aprobadas en el Cabildo de hermanos, fueron refrendadas por el obispo de Cádiz José Escalzo y Miguel en 1789 y aprobadas más tarde por el Real y Supremo Consejo de Castilla en 1797.

En ese periodo la Virgen del Sagrario deja el altar provisional cedido por la Hermandad de la Encarnación de la Iglesia de la Conversión de San Pablo para ocupar una hornacina propia gracias a las obras de mejora promovidas por una cofradía penitencial, la del Ecce-Homo, y sufragadas entre ambas corporaciones. El 16 de marzo de 1789 la patrona de la Ciudad Imperial fue entronizada en el retablo desde el que hoy sigue recibiendo oraciones y plegarias de cuantos gaditanos y visitantes acuden al templo de San Pablo de la calle Ancha.

Durante el periodo de obras la imagen fue trasladada a la iglesia de las Descalzas quedando desde entonces hermanada con ellas.

Entre las primeras procesiones documentadas de la Virgen del Sagrario por las calles de Cádiz se data la de la bendición, el 14 de septiembre de 1765. La imagen se llevó hasta el Palacio Episcopal y allí fue bendecida.

Así, y tras un primer periodo de esplendor, la hermandad, como es habitual en estas asociaciones públicas de fieles, entró en una etapa de decadencia. Aunque los cultos se mantenían a principios del siglo XIX gracias al mayordomo, en 1841 la situación mejora y el capellán de San Pablo, el administrador y el antiguo mayordomo solicitan al obispo benedictino Fray Domingo de Silos Moreno el restablecimiento de la corporación. El obispo acepta y se vulelven a convocar cabildos de hermanos con cultos internos desde 1842 a 1849.

La hermandad celebraba sus cultos anuales en septiembre. Consistían en una novena y función principal. Además, los hermanos se reunían en San Pablo el 6 de enero para celebrar la Adoración del Niño Jesús en cumplimiento de sus constituciones.

La actividad de esta institución religiosa llegó, al menos, hasta 1855. Además, del 1879 se conserva un inventario de bienes para su aprobación por el cura párroco de la Iglesia de San Antonio, de la cual dependía la Iglesia de la Conversión de San Pablo.

Desde esa fecha no existe documento alguno hasta 1907-1910. La laguna histórica se repite hasta 1939-1940, pues se tiene constancia que durante esos dos años una comisión se encargó de organizar los cultos a la patrona de Toledo en Cádiz.

El buen estado de conservación de la talla procesional, que responde a las imágenes de vestir o de candelero, y de todo su patrimonio, ha sido posible gracias a la Real y Venerable Archicofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo, María Santísima de las Angustias y San Juan Evangelista.

Esta corporación del Martes Santo gaditano se ha encargado al menos desde mediados del siglo XX de celebrar los cultos en honor a la Virgen del Sagrario. De hecho, desde el año 2006 se encargó de organizar su salida procesional en la víspera de la festividad del Corpus Christi, así como su besamanos todos los 15 de agosto.

Su último episodio. Aunque la imagen se encuentra en el retablo que ocupa desde 1789 en el templo de la calle Ancha, el obispo de Cádiz hasta 2011 y hoy emérito, Antonio Ceballos Atienza, decidió extinguir la hermandad en 2010 pese a la oposición mostrada por la Cádiz cofrade, desde donde se ha lamentado tan irreparable pérdida, ni más ni menos, de más de dos siglos de historia.

El capítulo del cese de actividad y extinción de la Hermandad de la Virgen del Sagrario de Toledo fue actualidad en los medios gaditanos, como el Diario de Cádiz, que informaba del hecho con el testimonio del hermano mayor del Ecce-Homo en 2010, José Luis Rodríguez, que afirmaba que con la decisión del obispo se truncaba una vieja aspiración de la cofradía penitencial. «Es una ilusión no de esta junta de gobierno, sino de hace ya bastantes años. Siempre le hemos dado culto interno a la Virgen del Sagrario y nuestro deseo era mantener una actividad al 100 por cien; de hecho, llegó a salir dos años a la calle. Pero ante una negativa que se ha dado varias veces nos vemos atados de pies y manos», comentaba.

La extinción de la cofradía se realizó en base al Código de Derecho Canónico y a las normas diocesanas que rigen las hermandades en la Diócesis de Cádiz y Ceuta. Así, la autoridad eclesiástica apoyó sus argumentos en que la hermandad de la patrona toledana había cesado su actividad por cien años, a pesar de que hay documentos que avalan la presencia de actividad en el Sagrario de Toledo en junio de 1910 e incluso en 1911, además de los cultos de 1939 y 1940.

En esta ocasión el poder de la Iglesia pudo al de la devoción de los hermanos del Ecce-Homo, quienes llevaban años solicitando al Obispado la fusión de la Virgen del Sagrario con la hermandad de penitencia, incluso, renunciando a los bienes de la cofradía de la patrona de Toledo en Cádiz, al parecer varias fincas y terrenos. «Siempre dejamos claro que renunciábamos a todos los bienes de la Hermandad del Sagrario», aseguraba el presidente del Ecce-Homo en el Diario de Cádiz.