Fue, como todo en esta DANA, cuestión de solo unas horas, unos instantes, no obstante, que pueden ser muy peligrosos. El lunes por la mañana, el río Tajo tuvo un conato de desbordamiento en la zona de Higares hacia la Vega de Mazarracín. A las ocho de la mañana, Abel Gómez, propietario de esta última finca, vio que se estaba saliendo el agua y que iba cada vez a más. Hasta las diez y media o las once, en que cesó la crecida y a la una y media se había disipado, «ya se veía agua, pero muy poquita».
El problema, apunta Gómez, es que el día en el que esté construido el puente de la A-40 entre Polígono y Azucaica, a tan solo 400 metros aguas abajo, podría complicar futuras situaciones similares, cortaría el agua del río con un muro de seis metros de altura, y se desconoce hacia dónde iría entonces el desbordamiento. Además, la carretera se podría quedar atrapada entre el río y un arroyo que se ha formado otras veces algo más abajo en cada una de las riadas y que con la DANA ha desgranado hectárea y media de maíz en Mazarracín.
Viaducto o desplazamiento. Gómez ha alegado ya en contra de la situación de este puente, que le va a partir sus tierras, ocupando las zonas más fértiles, y precisamente ha propuesto que se construya tres kilómetros aguas arriba, hacia Mocejón, lo que quizás podría al tiempo solucionar estos problemas. Como mal menor, explica, quizás sería oportuno, ya que la carretera va a transcurrir por zonas pantanosas, que en lugar de elevarse con un talud de seis metros de altura, se haga con un viaducto, si no.
Esto también, apunta el agricultor, serviría para que los muchos animales que crían junto al río, como las garzas reales, garzas comunes, cigüeñas y patos, puedan ir hasta el agua, evitando el dique de la carretera. Sus cincuenta vacas también podrían pasar por debajo de un viaducto, pero no de una carretera convencional.
Su propuesta es que se haga un viaducto o se mueva la carretera tres kilómetros al norte, en la linde de su finca, por donde la iría en paralelo al río, por lo que no habría inundaciones si se sale el agua.
Gómez apunta que, en cualquier caso, ha alegado contra este puente, argumentando que no se incluye en la aprobación inicial del vial en 2006. Además, hay un informe en el Ayuntamiento del ingeniero, en contra de que la carretera pase entre las empresas del polígono industrial, que se pueden ver muy afectadas. Además, el proyecto recoge que la carretera debería minimizar el impacto en los regadíos, haciendo el menor daño posible, «y a mí me coge tres pivots y un montón de tuberías y cables eléctricos». Además, no ve claro que en una carretera como esta se puedan hacer dos rotondas en menos de 250 metros.
El plan previsto contempla un puente sobre un talud de unos seis metros de altura