Enero se convierte en el mes de las promesas. Con la llegada del Año Nuevo se despiertan los anhelos de cambio y crecimiento personal. Es el mes donde florecen los propósitos, desde adoptar hábitos saludables y hacer ejercicio hasta dejar atrás el tabaco. Entre las metas más comunes, las clásicas siempre destacan en este escenario lleno de esperanza.
La Navidad y las copiosas comidas quedan en el pasado, con cenas familiares, eventos empresariales y encuentros con amigos que, sumados, se reflejan en la temida báscula, convirtiéndola en nuestro antagonista más temido.
En la mente resuena la voluntad de perder esos 'kilitos de más' que nos roban la satisfacción. El primer propósito trona con fuerza: perder peso. Y, por supuesto, se anhelan resultados inmediatos en este viaje hacia una versión más saludable y equilibrada de cada cual.
La opción primordial suele ser el ejercicio, aunque su impacto positivo suele requerir de un tiempo prolongado. Descartado. En ese momento, la alternativa de recurrir a fármacos gana fuerza.
En el extenso mercado de soluciones se despliega un abanico infinito de posibilidades. Y en esta diversidad destaca el Ozempic. Este medicamento se erige como una opción relevante en la búsqueda de resultados efectivos para alcanzar los objetivos de salud y bienestar.
Aunque el Ozempic es un medicamento indicado para la diabetes tipo 2, se ha hecho famoso por su efecto adelgazante. Una moda en aumento favorecida por la demanda de famosos e influencers. Es aquí, cuando surge la gran pregunta: ¿y por qué yo no? Cuestión que no dejaba de dar vueltas en la cabeza de Laura García, una mujer que, como muchas otras personas en la provincia de Toledo, se ha sumado a esta práctica.
«A mí la verdad es que me está yendo muy bien. Yo he perdido unos 16 kilos, y no tengo ningún tipo de efecto secundario», relata García a La Tribuna.
Ozempic contiene el principio activo semaglutida, que ayuda al cuerpo a reducir el nivel de azúcar en sangre únicamente cuando este nivel está demasiado elevado y puede ayudar a prevenir una enfermedad cardiaca. El problema surge cuando se utiliza de forma no autorizada para perder peso.
«Hay tres dosis. Las cuales te las tienes que poner todas un mes entero. Es como un boli que te lo pinchas una vez a la semana, y cada mes vas aumentando la dosis. En mi caso, la dosis de 0.25 o 0.5 que me sienta bien, pero con la de un gramo me ponía malísima. Me daba mucha angustia, me hacía vomitar», detalla García.
Con Ozempic la sensación es de «tener mucha menos hambre. Llegas a un punto que, si te pasas de comer, la sensación es de querer vomitar».
Esta práctica empezó hace unos meses a usarse popularmente en Estados Unidos y ahora se ha extendido a otros países como España. Lady Gaga, Kim Kardashian o Elon Musk reconocieron haberlo tomado, y como ellos, «yo empecé antes de verano, aunque he tenido parones: el tratamiento dura tres meses y después hay que descansar uno. Llevo aproximadamente dos ciclos distintos».
Este antidiabético de moda para adelgazar en el mercado negro, su precio puede elevarse hasta cerca de los 200 euros, dependiendo de la página en la que se adquiera de forma ilegal, aunque entra dentro del circuito de la sanidad pública y su precio es de 4,40 euros. Si la receta es privada, cada usuario deberá pagar 128 euros por el medicamento.
«Es un tratamiento que estoy haciendo a través de una clínica de estética. Nos dan la receta, vamos a la farmacia y lo encargamos. Hay algún mes que no he podido tener el Ozempic porque no lo hay por tanto auge. Esto es verdaderamente para la gente diabética, entonces les dan prioridad a la gente que se los manda el médico», comenta. Pese a que puede parecer que hay 'barra libre' de Ozempic, nada más lejos de la realidad. Las farmacias, incluso, tienen lista de espera.
La propia García también quiso una segunda opinión, por lo que se fue a ver a su médico para preguntarle si le recomendaba este tratamiento. «Me dijo: si haces dieta y deporte... no te compliques con estas cosas porque a la larga algún efecto secundario te va a crear. Pero, si lo quieres hacer, hazlo. Yo no te lo voy a recetar porque es para la gente diabética».
Ahora, «voy a pincharme la última dosis y a parar un tiempo porque ya he hecho los tres meses seguidos. Necesito parar para que el cuerpo también se recupere un poco. Después de la pandemia llegué a pesar más de 100 kilos y he perdido 16 sin problemas. Mi objetivo es perder otros cinco o seis kilos. Por mes calculo que pierdo casi cuatro kilos», afirma.
Efectos secundarios. Otra de las cuestiones de las que se habla a la hora de utilizar este medicamento sin prescripción médica para bajar de peso, es el de los efectos secundarios.
Los más frecuentes, según el prospecto, son náuseas, diarrea y bajo nivel de azúcar en sangre. Entre los más frecuentes, vómitos, indigestión, gastritis, reflujo o ardor, entre otros.
«También he estado leyendo de los efectos secundarios. Pero en mi caso no he notado nada. Estos casos se deben dar en personas que tengan problemas previos más graves. Yo el único efecto secundario que he tenido es que he vomitado», remarca García.