Joselito 'El Gallo', el toreo del futuro

José Miguel Martín de Blas
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Una de las cimas de su carrera fue su histórica corrida ante siete toros de Vicente Martínez en Madrid, una ganadería ya marcada por la bravura moderna del toro 'Diano' de Ibarra, y por ello elegida por Joselito.

Joselito toreó en Lima meses antes de su muerte. - Foto: Archivo Espasa Calpe

José Miguel Isidro del Sagrado Corazón de Jesús Gómez Ortega, más conocido como ‘Gallito’ o Joselito ‘El Gallo’, nació en Gelves el 8 de mayo de 1895. Hijo del torero Fernando ‘El Gallo’ y la bailaora gitana Gabriela Ortega, vivió sus primeros años entre las penurias económicas familiares y la riqueza artística, el toreo y el flamenco, que se respiraba en su casa.

Joselito ‘El Gallo’ debutó en Jerez de la Frontera en 1908 como becerrista y ya se mostró como un torero luminoso y precoz en su etapa de novillero, culminada con éxito en su presentación en Madrid y en Sevilla en 1912.

Ese mismo año se programó su alternativa en Madrid para el 27 de septiembre, pero se suspendió por lluvia y Joselito tomó la alternativa al día siguiente en la Maestranza de Sevilla de manos de su hermano Rafael ‘El Gallo’. Comenzaba así la carrera como matador de toros de Joselito ‘El Gallo’, Rey de los toreros, como le ha definido para la historia el escritor Paco Aguado.

Joselito fue el eje de la Fiesta de los toros por su dominio del toro, sus triunfos apoteósicos y su firme voluntad de mando. Cortó la primera oreja concedida en la Maestranza de Sevilla en 1915 a un toro de Santa Coloma. En octubre de 1918 cortó el primer rabo de la historia en Madrid al toro ‘Gorrión’ de Guadalest. Joselito fue el primer torero que superó las 100 corridas por año, hito logrado en las temporadas de 1915, 1916 y 1917.

Una de las cimas de su carrera fue su histórica corrida ante siete toros de Vicente Martínez en Madrid, una ganadería ya marcada por la bravura moderna del toro ‘Diano’ de Ibarra, y por ello elegida por Joselito. Era el 3 de julio de 1914. Joselito mostraba su poder, marcaba territorio ante la aparición fulgurante de Juan Belmonte y se consagraba con sólo 19 años de edad.

Joselito toreó 680 corridas en sus 9 temporadas en activo, 257 de ellas con Juan Belmonte, su gran rival, su contrapunto y complemento exacto en la llamada ‘Edad de Oro del Toreo’.

Joselito conocía el toreo, conocía al toro y su poder en la plaza era esplendoroso. Joselito sólo vivía para el toreo. Joselito tenía valor, arte, inteligencia…y un orgullo indomable por ser el mejor.

Como fiel depositario de la tradición oral aprendida en su casa, en el ‘gallinero’ (la casa de Fernando ‘El Gallo’, que dio su apodo a sus hijos toreros) de Gelves, Joselito seguía ‘el hilo del toreo’, como definió el escritor Pepe Alameda la evolución técnica del toreo.

El hilo del toreo ligado, como demuestra su intención de marcar el recorrido del toro, de sujetarle en la muleta, y de obligarle a la embestida en redondo por el mismo pitón. Joselito se lo hizo al segundo toro de Vicente Martínez, de nombre ‘Descarado’, en aquella mítica tarde madrileña de 1914. Lo repetiría en más ocasiones, siempre ante ganaderías de procedencia Vistahermosa, las de mayor duración y entrega en el último tercio.

Joselito estaba dando un paso decisivo hacia la faena moderna, hacia el toreo del futuro. Por eso no podemos mirar aquel toreo, aquella estética, con los ojos de hoy y una visión superficial. Miremos su prodigiosa arquitectura interna. Prodigiosa precisamente por ser absolutamente actual.

Ese hilo del toreo que viene del Guerra, pasa por Joselito y continuará con Chicuelo y su histórica faena, la de los naturales ligados en series de muletazos, al toro ‘Corchaíto’ de Graciliano en 1928, ya muerto Joselito. Un hilo que luego desarrollará un torero fundamental: Manolete, arquitecto de la faena moderna estructurada en series ligadas de muletazos. Un hilo que completarán los toreros posteriores hasta la faena que hoy conocemos.

Joselito quiso hacer realidad el toreo ligado en redondo. Y lo consiguió, como demuestran viejas fotografías y alguna película de cine. Juan Belmonte sí ligó el toreo, pero sólo con el capote, a la verónica, de forma deslumbrante. Con la muleta, Belmonte no ligaba. ¿Quién es el padre del toreo moderno, entonces?

Y algo más: Joselito bebió de la tauromaquia de Belmonte y a la inversa. Ambos se alimentaron mutuamente para enriquecer su personalidad. Hasta tal punto que el todopoderoso Joselito encontró una muerte de leyenda, más propia del estereotipo de Belmonte, a merced de los toros cuando escalaba la cumbre y no tan a merced en su época madura. Belmonte sobrevivió a Joselito y a los toros. Pero no a sí mismo.

La historia, los tópicos, sitúan a estos dos colosos del toreo en lugares muy alejados de la realidad. La doctrina oficial coloca a Joselito como el último torero ‘antiguo’ y a Belmonte como el primer torero ‘moderno’, como si sólo uno fuese el inventor, como si el toreo no fuese lo que es: una gigantesca obra colectiva, un arte en permanente evolución.

Joselito ‘El Gallo’ no es el último torero antiguo, como le maltrató la antigua literatura taurina. Es el primer torero moderno.

Abrió nuevos caminos en el ruedo delante del toro, marcó el rumbo de la nueva embestida en las ganaderías, un toro más noble y con más duración para el último tercio, y apostó decisivamente por las plazas monumentales para abaratar los precios y llegar al gran público. Joselito tenía el toreo en la cabeza. Su importancia es decisiva en la evolución del toreo que hoy conocemos.

Joselito ‘El Gallo’, ‘Gallito’ en los carteles, acudió a torear a Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920. Allí se encontró con ‘Bailaor’, de la Viuda de Ortega. En Talavera terminó la Edad de Oro del Toreo. Con su muerte trágica en el ruedo, Joselito entraba para siempre en la leyenda. Su legado, silencioso pero imparable, se abriría paso de manera inexorable. Era el tiempo de una nueva bravura y un nuevo toreo, el toreo del futuro. El toreo que anunció Joselito ‘El Gallo’, Rey de los toreros.

*José Miguel Martín de Blas es periodista de CMMedia