Una primera parte de ensueño permitió al CD Illescas salir victorioso de Los Pajaritos. Se logró un triunfo idílico que, por momentos, se complicó demasiado. El CD Numancia se metió en el partido tras el descanso, pero el derroche del equipo blanco valió para seguir adelante con el sueño.
Sin ningún complejo, como hace siempre en el campo que sea. El equipo de Pablo Nozal no le temió de inicio a un cuadro soriano que es verdad que tuvo la primera oasión clara en el minuto 6. Tuvo que aparecer Christian Gómez para detener un primer lanzamiento de Carlos Gonzáez que tenía cara de 1-0. Por suerte, el miedo desapareció más todavía con la réplica. Mingo cedió el balón dentro del área a su compañero Borona, pero Bonilla evitó, en este caso, el posible 0-1. Tras un par de centros más del CD Numancia que hicieron temer el cero en la portería, el CD Illescas se quitó la presión y pasó a ahogar a su rival en tres cuartos. Solo hubo que lamentar un centro chut que pedía rematar Lupu pero que Poveda despejó por si acaso.
Estaba tan bien el cuadro toledano que, tras un robo, Cortázar, que se había dejado ver en ataque, combinó con un compañero y se preparó para soltar un zurdazo desde el balcón del área que se coló en la portería sin remedio.
El equipo sagreño se fue con un 0-3 al descansoEn el siguiente tramo, salvo alguna llegada aislada de los rojillos, el control lo mantuvo constantemente el equipo sagreño. Incluso, en el minuto 35, se reclamó como penalti un derribo a Mingo dentro del área que Carralero Calvo no vio así. Borona le había puesto un balón servido desde el costado derecho, y el delantero iba a rematarlo.
Y de una posible pena máxima, se pasó a una falta al borde del área que casi es penalti. Se prepararon los dos protagonistas de la acción anterior, pero fue Mingo quien acabó rematando con un zurriagazo a media altura que entró justo por el hueco que había.
El resultado metió un poco atrás (solo un poco) al conjunto toledano. Era normal. De todos modos, solo hubo que destacar una jugada a balón parado de Bonilla que se colaba en las mallas, pero ahí estuvo Christian Gómez, siempre atento. Parecía no haber tiempo para más, pero Collazo se metió en el área y vio desmarcado a More. Mientras la defensa miraba al asistente, el atacante se acomodó la pelota a su pierna derecha para batir a Kudakovskiy y matar prácticamente el partido en el descanso.
La segunda mitad arrancó movida, como la primera parte, con una llegada en cada parte. More moneó demasiado cuando pudo haber rematado de primeras, y perdió la opción de haber incrementado la grieta del Numancia.
Pero todo cambió en un pispás. En un balón al área de los locales, Collazo cargó con Lupu, y lo derribó. El colegiado lo tuvo claro: penalti. En esa misma jugada se lesionó Poveda, que tuvo que ser cambiado con una lesión probablemente importante. Salió Ranera.
El encuentro se convirtió en un asedió ofensivo del equipo de casa, con salidas esporádicas de los de Pablo Nozal. Era obvia esta situación. La complicación llegó cuando Lupu, después de un centro desde el costado derecho, marcó el 2-3 en una jugada con sospecha de fuera de juego. La distancia se había reducido a lo mínimo en apenas un cuarto de hora. Y el Numancia seguía atacando. Y el Illescas, metido atrás intentando contenter la fe del rival. Cada acción parecía la última del encuentro, y estaba sufriendo la zaga.
La iba a tener el equipo blanco. Y la tuvo. Mingo marcó tras un pase de Molina, previo rechazo del portero, pero el árbitro señaló fuera de juego. Era tan claro que no, que el banquillo saltó como un resorte. Quedaba ya menos de un cuarto de hora.
El partido estaba en defender bien y cazar algún contragolpe para vivir más tranquilos los últimos minutos. Se estaba salvando el Illescas de puro milagro. ¡Qué sufrimiento! De no ser por Christian Gómez, se habrían perdido dos puntos. Los ocho minutos de descuentos fueron eternos. El Illescas estaba agotado, y sus salidas en transición no fructificaron. Se aguantó como se pudo para ganar.