Amor, sentimientos y un pueblo entero de boda

O. Furones
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La localidad de Consuegra se transforma en un escenario de ensueño para la película 'La Boda', donde los protagonistas se unen en una historia de amor rompiendo estereotipos

Amor, sentimientos y un pueblo entero de boda

La localidad toledana de Consuegra se transforma estos días en un gran set de rodaje con la llegada de 'La Boda', la nueva película del director Pedro Cenjor. Éste, autóctono del lugar, ha querido rendir homenaje a sus paisanos eligiendo Consuegra como escenario para su obra. 

'La Boda' es una historia que aborda temas profundos y universales como la importancia de sanar viejas heridas, romper barreras aparentemente infranqueables y el amor propio. La producción corre a cargo de 'El Sueño Eterno Pictures' y cuenta con el apoyo incondicional de los vecinos y vecinas de Consuegra, quienes se han volcado en el proyecto participando como extras y ayudando en diversos aspectos del rodaje. 

En total, más de 50 residentes del pueblo se han sumado al proyecto, emocionados por la oportunidad única de ser parte de una producción cinematográfica. «Es una experiencia irrepetible», comentan a La Tribuna. «No podemos dejar pasar algo así, no ocurre todos los días en el pueblo», añade otra de las figurantes. La implicación de la localidad ha sido tan grande que incluso el párroco ha decidido participar en el rodaje. 

Amor, sentimientos y un pueblo entero de bodaAmor, sentimientos y un pueblo entero de boda«Con un guión que conecta con todo tipo de público», como comenta Patricia González, productora de la película, 'La Boda' cuenta la historia de Felisa y Sebastián, interpretados por Elena Furiase y Daniel Chamorro. Además de estos protagonistas, el elenco se completa con actores de renombre como Margarita Lascoiti, Verónica Ortiz, Bárbara Cuesta, María Jesús Hoyos y Felipe García, todos ellos con una amplia y reconocida trayectoria en diversos proyectos de cine y televisión. 

La iglesia de Santa María la Mayor de la localidad ha sido seleccionada como escenario para el rodaje de una de las escenas más significativas, «el momento de la boda». En esta escena, los sentimientos y el amor están muy presentes. «Estamos muy cargados de estereotipos y, especialmente en los pueblos, nos preocupamos demasiado por lo que dirán, sin prestar atención a la persona que tenemos al lado, que podría ser el amor de nuestra vida», explica González. 

luces, cámara y... agua. La lluvia también fue un invitado inesperado en varios momentos del rodaje. Las gotas de agua aparecieron de manera fortuita, interrumpiendo diversas escenas que se estaban filmando. Cada vez que la lluvia hacía acto de presencia, el equipo de producción se veía obligado a detener el trabajo, ajustarse y esperar a que pasara. Sin embargo, esta situación trajo a la mente el viejo dicho de «novia mojada, novia afortunada», aportando un simbolismo especial a las escenas de la boda.

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A pesar de las interrupciones, el equipo y los actores supieron adaptarse a las circunstancias. La lluvia, aunque inicialmente vista como un obstáculo, se convirtió en un elemento que añadió autenticidad y una atmósfera única al rodaje. Las imágenes de las gotas cayendo sobre los protagonistas y el escenario no solo enriquecieron visualmente la película, sino que también subrayaron la idea de que, a veces, las circunstancias imprevistas pueden traer buena suerte y un toque de magia inesperada.