Mañana se pondrá el contador a cero para la recuperación de la azulejería del pórtico de la Basílica del Prado, Bien de Interés Cultural desde el año 1993, al igual que los Jardines del Prado en los que localiza, en este caso con declaración de BIC con la categoría de Jardín Histórico desde 2019. El que es probablemente el inmueble con mayor valor simbólico para los talaveranos  lleva cinco años con la cerámica de su portada principal oculta. El inicio a partir de mañana de las obras de restauración de su azulejería será el principio del fin para esta situación. 

Según ha podido confirmar La Tribuna, los trabajos adjudicados de forma definitiva por la Junta de Gobierno Local el pasado 1 de junio comenzarán este martes. Los acometerá la empresa In Situ Conservación y Restauración S.L., que se adjudicó los mismos en 216.062,73 euros, IVAincluido. Será una de las obras que se financien con los fondos Edusi de la Unión Europea, de los que se obtendrá el 89 por ciento de financiación. 

Con un plazo de ejecución de cinco meses, la obra estará ejecutada antes de final de año, con lo que habrá tiempo para su justificación y no entrará dentro de las subvenciones que, según el PP, se podrían perder por el retraso en su ejecución.

El proceso se ha alargado en el tiempo, hasta convertirse en competencia de tres gobiernos municipales diferentes. El del 'popular' Jaime Ramos levantó la voz de alerta sobre el mal estado de la cerámica, datada entre 1569 y 1571, procedente de la desaparecida ermita del antiguo hospital de los Hermanos Hospitalarios de San Antonio. Se encargó entonces un estudio al técnico en Conservación y Restauración de la Diputación Enrique Julio Toledo Brasal, fruto del cual se decidió proteger la azulejería colocando paneles de madera en febrero de 2018. Una reproducción de la cerámica en vinilo cubre desde entonces la cerámica real.

A primeros de año el Ayuntamiento, liderado entonces por la socialista Tita García Élez, convocaba y adjudicaba un concurso para unos trabajos que, finalmente, se ejecutarán con el equipo formado por PP y Vox y con Enrique Etayo como concejal de Cultura y Patrimonio Histórico-Artístico.

Los trabajos incluyen la extracción de los azulejos uno por uno, para que sean restaurados en un taller, siguiendo un proceso de limpieza y desalación, con el fin de consolidarlos y reintegrarlos debidamente. La intervención llegará a unos 1.700 azulejos y supone un largo proceso desde el punto de vista técnico que contará con diferentes fases de trabajo. Una de ellas, de carácter previo, es la elaboración del mapa de daños que se hizo ya 2018, por parte del restaurador de la Diputación.

Se hará además un análisis físico y químico de la cerámica para determinar las patologías que presenta y su composición, para, a continuación, realizar calcos o fotogrametría de la azulejería para elaborar un inventario pormenorizado de cada uno de los azulejos que se tienen que extraer.

Una vez completada la limpieza, se procederá a la consolidación de la cerámica, con la recomposición de los elementos que lo precisen y su fijación sobre paneles de nido de abeja, un soporte especialmente ligero, sobre el que se devolverá la cerámica al pórtico.

Los azulejos faltantes se realizarán con el patrón cromático y técnico de la azulejería original y con una pequeña letra R, que identificará que se trata de una réplica, según figura en el pliego de condiciones.

Si se cumplen los plazos, la azulejería estará de vuelta en el pórtico antes de fin de año, seguramente mucho más luminosa de lo que se recuerda.