Una vez completada la restauración, la cerámica del pórtico de la Basílica del Prado debería protegerse. «Es como tener un Velázquez en la calle, no se puede», aseguraba ayer en declaraciones a La Tribuna Javier García, de In Situ Conservación y Restauración, la empresa que ha realizado la recuperación. En su memoria final, la empresa ha recomendado colocar una reja en el pórtico, para proteger la cerámica, del siglo XVI, de actos vandálicos e impedir que se toque o que se apoye la gente.
«En los museos, y esta cerámica es tan buena que podría estar en el Ruiz de Luna perfectamente, porque es de muy buena calidad, el patrimonio no se toca», sostiene el restaurador, que ha enfatizado el valor de la azulejería que desde hace unos días ha vuelto a lucir en todo su esplendor, tras casi seis años oculta.
«Hemos insistido en que pongan rejas, hay muchos pórticos de iglesias españolas, la mayoría, que tienen rejas», insiste García, para quien sería importante esa protección: «Es una cosa muy frágil y que a base de tocarlo se deteriora», añade sobre la cerámica. En todo caso, sugiere una reja neutra, que permita ver perfectamente la azulejería y que obligaría a contemplarla con distancia, lo que a su juicio favorece también esa contemplación. «En las condiciones de mantenimiento recomendamos encarecidamente que se ponga una reja que impida que cualquier vándalo sin ningún respeto por el patrimonio pueda ir por allí», añade.
El restaurador de los azulejos del Prado aconseja poner rejasLa intervención de In Situ Conservación y Restauración arrancó en el mes de julio y concluyó la semana pasada, ya con la cerámica repuesta en la fachada del templo. Previamente, se retiraron uno a uno los azulejos para trasladarlos al taller de restauración, donde se han limpiado y recuperado las piezas. También se ha saneado el muro de la Basílica, antes de volver a colocar la cerámica.
arduo trabajo. «Han sido muchas horas de trabajo en taller y muchas personas, porque es un trabajo muy meticuloso», asegura Javier García en torno a la restauración, partiendo de una cerámica que se encontraba muy dañada. La colocación inicial y las posteriores reparaciones puntuales que se han ido haciendo, no siempre con los métodos y materiales más idóneos, son en parte responsables de la situación de la cerámica. «Estaba en un estado terrible, sobre todo por los daños antrópicos, porque la gente los toca, se apoya, había orines, de todo», explica el restaurador.
El mortero adherido en el reverso de las piezas, muy irregular, y la parte esmaltada han centrado una intervención más exhaustiva de lo previsto inicialmente, en la que apenas ha habido que reponer azulejos con decoración figurativa, aunque sí los del zócalo que enmarca las escenas. «Algunas piezas figurativas estaban rotas, pero se han adherido y se han reintegrado, sin que haya habido que reponer ninguna». Tampoco se han recolocado, más allá de cuatro o cinco azulejos, porque ese trabajo implicaría también la cerámica del interior de la Basílica del Prado, una tarea prácticamente inabordable, para localizar las piezas correspondientes.
El restaurador de los azulejos del Prado aconseja poner rejas«Normalmente se utiliza el criterio de intervención, que es un criterio diferencial, para que se vea lo nuevo y lo antiguo, pero en este caso el dibujo, la iconografía, los motivos representados son tan potentes, que no puedes dejar una laguna neutra y tienen que imitar, no queda más remedio», explica el restaurador sobre el trabajo realizado. No obstante, en la memoria elaborada se han incluido planos con las reintegraciones realizadas.
Finalmente no se han colocado las piezas sobre paneles, como se había previsto, sino directamente sobre el muro, con mortero de cal, para evitar que sobresalgan sobre el muro: «La dirección facultativa dijo que se colocara de manera clásica. Se han puesto con morteros de cal de Morón, con cal envejecida y han funcionado muy bien».
La azulejería del pórtico de la Basílica del Prado, se realizó entre 1569 y 1571 y forma parte del conjunto de paneles de la desaparecida ermita del antiguo hospital de los Hermanos Hospitalarios de San Antonio. Son en total 1.700 azulejos muy reconocibles por el que es probablemente el inmueble con mayor valor simbólico para los talaveranos. La restauración integral se adjudicó de forma definitiva por la Junta de Gobierno Local el pasado 1 de junio en 216.062,73 euros, IVA incluido y están financiados al 80 por ciento con los fondos Edusi de la Unión Europea.
El alcalde, José Julián Gregorio, y la presidenta de la Diputación Provincial, Conchi Cedillo, realizarán hoy una visita para conocer de primera mano el resultado de la restauración.