Pedro Sánchez apuesta a fondo por conquistar Barcelona, y apoya ya con todas sus fuerzas a Jaume Collboni como candidato a la alcaldía de la capital catalana. Probablemente lo mejor que tiene el PSC, con permiso de Salvador Illa. O sin permiso, no hay color entre uno y otro. Illa no pasará a la historia por su eficaz gestión como ministro de Sanidad en la pandemia y además se le han empezado a exigir cuentas sobre compras de material sanitario, con el asunto en manos de la justicia.

El apoyo entusiasta del presidente de gobierno al candidato barcelonés se puede considerar también como la constatación de que Sánchez ha tirado la toalla en Madrid. Reyes Maroto no es una candidata que provoque entusiasmo y a ella misma tampoco se la ve entusiasmada con su propio candidatura. Remolonea para dejar el ministerio, aunque asegura que está deseando que llegue el momento para dedicarse plenamente a su candidatura a la alcaldía madrileña. Probablemente lo dice porque sabe que le obligarán a hacerlo muy pronto. Se comprende la tardanza en meterse de lleno en la lucha electoral, no es lo mismo ser ministra que concejal de la oposición en el ayuntamiento de Madrid, que es lo que le pronostican todas las encuestas.

El PSOE no se ha esforzado excesivamente con los candidatos de Madrid, transmitiendo el peor mensaje que le cabe a un partido político: no se ven capaces de ganar. En este caso, ganar en Madrid a Martínez Almeida y Ayuso. Sobre todo a esta última, objetivo de sus dardos más hirientes, tanto en lo político como en lo personal. Collboni sin embargo, además del público apoyo que le ha manifestado un Pedro Sánchez, o a pesar de ese apoyo -el rechazo a Sánchez es conocido- tiene papeletas para convertirse alcalde de Barcelona sustituyendo a la inefable Ada Colau, de quien es primer teniente alcalde.

Colau también mira hacia Madrid, algunos sanchistas cuentan con toda naturalidad que aspira a un escaño en el Congreso de los Diputados. No con el PSOE, su alianza es con Yolanda Díaz, no se puede olvidar que forma parte del grupo de cinco mujeres que dieron el pistoletazo de salida a la plataforma de Díaz en Valencia.

El problema es que la vicepresidenta segunda del gobierno no suelta prenda sobre cuáles son sus intenciones, lo que saca de quicio a Podemos, a Izquierda Unida y a cantidad de políticos que están pendientes de lo que decida para planificar así su futuro.

Estos meses preelectorales la política española es una maraña de dudas y tensiones, porque los ayuntamientos y parlamentos regionales se convierten en oscuros objetos de deseo de políticos que inician su carrera, y también de quienes buscan una última oportunidad antes de retirarse. En el caso de los ayuntamientos, buscan hueco hombres y mujeres a los que tienta la política más cercana a los ciudadanos, la política más auténtica. Tanto Collboni como Martínez Almeida son entusiastas del trabajo municipal.