¿Cómo es posible? Es una pregunta que no tiene respuesta, porque la imagen del CD Toledo en las últimas jornadas dista tanto de la mostrada en el tramo inicial de liga, que no se alcanza a entender la metamorfosis. Con estos jugadores, no es normal ofrecer tan poco en ataque. Esta vez les lastró un penalti muy dudoso que costó la expulsión a Iván González, pero no es excusa para jusitificar el poco bagaje ofensivo expuesto un partido más.
La primera llegada la protagonizó Elvio Gelmini por el costado derecho. La tuvo que sacar Luna. El rechace lo recogió Nacho Mayo, pero se le echaron encima. Apretó el cuadro de Dani Jiménez en los primeros minutos, aunque se perdió demasiado tiempo en faltas, tarjetas amarillas y sus consiguientes protestas.
Pero, curiosamente, la primera gran ocasión fue para el Toledo. Sergio González vio un pasillo libre por el centro, y se fue para adelante. Disparó desde lejos, y respondió Mena perfectamente. Desde ese momento, el conjunto de Alfredo Santaelena se estiró algo más, y, por lo menos, aunque sin atacar demasiado, se quitó al rival de su campo.
En el minuto 22, Manu Gavilán remató de cabeza un saque de esquina que acabó atajando Mena. Fue su opción para marcar, sin poder crear peligro en la elaboración. Replicó el Manchego por medio de José Ramón, con una medio volea que salió bastante desviada. Fue muy clara la siguiente, por parte de Nacho Mayo, así que tuvo que aparecer Luna, al cruce, para despejar el balón.
Le tocó tener su momento al equipo de casa, pero todo a un ritmo muy bajo, a pocas revoluciones, sin riesgos. Santaelena tuvo que cambiar a Tamayo por lesión en el minuto 29. Salió Chupi. Pero el partido tomó otros derroteros muy poco después, al expulsar el árbitro a Iván González por un derribo sobre José Ramón dentro del área. Dani Simón había salido a tapar la jugada, y pareció que el central no le daba.
El caso es que, después de más y más protestas, se quedó con diez el CD Toledo. Israel Peter tomó la responsabilidad de lanzar la pena máxima. En un primer momento, su tiro dio en el palo, pero el jugador cogió el rechazo para acabar marcando el 1 a 0.
A partir de ahí, no hubo mucho que llevarse a la boca. El cuadro visitante contuvo al contrario. Era lo lógico. Tuvo alguna acción a balón parado, pero el único que lo intentó de verdad, ya en el descuento, fue Chupi, haciendo caso a su entrenador, con un lanzamiento desde fuera del área con la pierna izquierda. La primera parte no dio para más. Ya tuvo suficiente.
El CD Toledo salió a la segunda parte con su control habitual. Tuvo la pelota más tiempo que los de enfrente, pero en su campo. A los tres minutos, Stevens ganó terreno por la derecha, y devolvió el balón al otro lado, pero no había nadie para rematar en condiciones.
El CD Manchego cortó el intento de meter ritmo de los verdes en todo momento. En una de esas acciones, Nacho Mayo vio cartulina amarilla. Alguien se dio cuenta de que era la segunda amarilla, y avisó a Osorio Mira, que no se había dado cuenta. Otro episodio surrealista.
Lo empezó a intentar de manera más directa, sobre Chupi, pero tampoco dio sensación de poder revertir la situación. La primera modificación, para intentarlo, fue Mazzocchi, por Reguera. Un cambio arriesgado.
El partido había decaído completamente en el apartado ofensivo. Volvía a preocupar la poca artillería mostrada por el CD Toledo un partido más. Quedaba un cuarto de hora, y entraron Piochi, Mauri y Óscar Gómez. Era ya la última remesa para irse hacia adelante. Pero no terminaban de irse los de granate.
Mena seguía inédito tras el descanso. Cuando más lo necesitaba el CD Toledo. En transiciones, el Manchego probó suerte en alguna ocasión, pero estaba bien cómodo atrás, con los tres puntos que tenía. Mena tuvo que volar para evitar un cabezazo de Luna a una falta lateral botada por Angelito. Estaba ya el encuentro en la recta final.
Los de Santaelena empujaron en esos últimos diez minutos. Su único recurso consistió en colgar balones al área. Ahí estaba cómodo el cuadro ciudadrealeño. El tiempo se consumió de nuevo entre la impotencia y la inocencia. Habría que contar un amago, con el descuento prometido ya cumplido, pero no sirve.