La Audiencia Provincial ventila juicios de una relevancia extraordinaria. Asesinatos, agresiones graves o estafas millonarias se mezclan en el calendario de las dos salas de lo penal del edificio de la plaza del Ayuntamiento, esquina con la calle del Cardenal Cisneros de Toledo. Pero alberga también sesiones curiosas, por singulares. Como la de ayer.
Quinqi, el acusado, y Miguel Ángel, el denunciante, aguardaban juntos el inicio de la sesión en el pasillo de la Audiencia Provincial. En un ambiente de cordialidad. Extraño. Se debía a que el procesado por la presunta comisión de un delito contra la propiedad intelectual había satisfecho extrajudicialmente con una indemnización a la empresa de Miguel Ángel por la edición de unos productos sin autorización. Concretamente, unos mapas mudos; ese material escolar está sujeto también a derechos.
Miguel Ángel, como representante de la empresa Sociedad Grupo Erik Editores, había retirado la acusación tras el pago por parte del acusado de una compensación hace un año, pero el curso judicial continuó hasta la celebración de la vista. Así que viajó ayer de madrugada desde la provincia de Granada para personarse en la vista oral.
Miguel Ángel explicó que los mapas mudos de su empresa se ajustan a un diseño en concreto, con colores determinados, que comprobaron que copiaban sin licencia en una empresa de Seseña, donde Quinqi, natural de China, ejercía como administrador único. La detección ocurrió hace más de seis años porque los comerciales y un cliente de Miguel Ángel advirtieron la irregularidad.
La elevada cantidad de indemnización que pedía inicialmente la empresa granadina motivó que el juicio se ventilara finalmente en la Audiencia Provincial y no en los juzgados de Primera Instancia e Instrucción.
El fiscal mantuvo ayer la acusación de dos años de cárcel y una multa de 20 meses con una cuota diaria de 12 euros e intentó que el empresario granadino detallara la cantidad de la compensación económica alcanzada, pero el juez terció y dejó claro que no interesaba para la resolución del juicio.
Por su parte, Quinqi prefirió callar en el interrogatorio y en el último turno de palabra. Así se lo dijo en chino mandarín a la intérprete dispuesta por el Ministerio de Justicia y que lo acompañó en este extraño y brevísimo juicio en la sala primera de la Audiencia Provincial.