Nunca antes Johannesburgo, Nueva York y Toledo habían estado conectados en tan poco tiempo. Y es que ya avisó Tsidii Le Loka, la protagonista de la noche, que su tributo a Miriam Makeba no sería a la vieja usanza, pues ella sola engrandeció la figura de la homenajeada y la suya propia, que brilló bajo la atenta mirada de la Catedral. Después de una vida llena de caídas emocionales por la dificultad de su país, Le Loka encontró la felicidad en Estados Unidos creando el personaje de ‘Rafiki’ para la edición original del musical ‘El Rey León’ en Broadway. Esa fama como artista internacional le permitió expresar abiertamente su identificación con otra vocal sudafricana, Miriam Makeba, a quien una década después de su fallecimiento rinde tributo en el Festival Internacional de Jazz de Toledo. Tsidii Le Loka solo contemplaba admiración para su compatriota y aseguró al público toledano que “la música de Miriam Makeba llegará a vuestros corazones, al igual que llegó al mío y a todos los corazones del universo”.
La cantante sudafricana intentó iniciar su diálogo con los espectadores en español, e incluso, les enseñó a saludar en su idioma, pero pronto este idilio hispano africano se quedó en el olvido. La artista se sintió mucho más cómoda ofreciendo su discurso en inglés al ver que era bien aceptado por un sector del público. Quizás para muchos otros integrantes del público la mejor opción habría sido la de usar un traductor, pero estos no renunciaron a la marcha y disfrutaron del momento. De hecho, Le Loka optó por realizar una serie de juegos de palabras para que los espectadores pudieran acompañarla en el transcurso de sus canciones. Ejemplo de ello fue cuando buscó palabras españolas similares al estribillo de su canción como «un poco», desembocando en un buen resultado. Lo que al principio parecía una utopía para entenderse, acabó dando síntomas de unidad gracias a su música.
A los sesenta minutos de concierto, Tsidii Le Loka se dio un descanso para darle protagonismo al resto de su grupo, los que tenían orígenes cubanos, a excepción del bajista, natural de Zaragoza. Estos animaron el concierto durante la ausencia de la vocal y explicaron los kilómetros acumulados en las últimas fechas, con ciudades como Nueva York o Bruselas, entre su recorrido. Tsidii Le Loka volvió al escenario cambiando su outfit blanco con estampados negros por uno más llamativo que combinaba el color negro con el naranja. Si el concierto estaba transcurriendo bien hasta el momento, este segundo acto revolucionó a los asistentes de la plaza.
Dicha revolución llegó en el momento en el que se hizo el silencio y su inminente voz soltó «la cigüeñaaaaa…» para rememorar la canción inicial de ‘El Rey León’. La ovación del público se escuchó en toda la ciudad, los espectadores se levantaron de sus asientos y disfrutaron de uno de los momentos más álgidos de la noche. Aunque aun faltaba el más importante. Después de dibujar las sonrisas en la cara del público con esta canción de Disney, la artista puso sobre la mesa el plato principal de Miriam Makeba, aquella canción que explotó sus virtudes y las de la propia Le Loka al ritmo de ‘Pata Pata’, un folk sudafricano popular en las tabernas de Johannesburgo. La canción que expresa al máximo la marca Makeba y que interpretó sobre un escenario la noche que la artista murió de un infarto despertó la alegría en la Plaza del Ayuntamiento. Tal era la conexión entre la cantante y el público que el ‘Pata Pata’ se extendió a lo largo de diez minutos. Y a nadie le importó. Tras el éxito final, Tsidii Le Loka terminó su show con una reivindicación a los derechos humanos por los que algún día lucharon Nelson Mandela, o su abuelo, entre otros sudafricanos.