La sección primera de la Audiencia Provincial juzgará mañana, a las 9:30 horas, a un hombre identificado por las iniciales O. G. M. por un delito continuado de abuso sexual a una menor de 14 años de edad. La Fiscalía pide una pena de 11 años de cárcel y la posterior medida de libertad vigilada de ocho años.
El escrito de acusación del ministerio público detalla que el procesado conocía a la menor desde que era una niña porque este hombre de 26 años era amigo de un hermano de la pareja sentimental de la madre de chica.
En abril de 2019, la menor tenía 14 años; coincidió con el procesado y entabló una conversación con él, junto con más allegados. La diferencia de edad entre ambos era de 12 años. La niña y el acusado se separaron del resto y charlaron. Entonces, la chica reveló su edad. Ambos se besaron y acariciaron; el hombre expresó deseo de realizar el coito, a lo que se opuso la joven, que adujo que era virgen.
Los dos se reintegraron al grupo. Todos fueron a un domicilio, donde él invitó a la niña a que lo acompañara a una de las habitaciones. La menor se negó de nuevo a practicar sexo tras la propuesta explícita del hombre.
La fiscalía subraya que el hombre entabló desde entonces «un pseudonoviazgo» con la menor, «prevaliéndose de la patente desigualdad madurativa existente entre ambos y con la exclusiva aspiración de satisfacer su deseo lúbrico». Hacia el 17 de mayo de 2019, tras comunicaciones previas por aplicaciones telemáticas y redes sociales, ambos concertaron una cita en el domicilio del acusado.
Los dos fueron a una habitación de la casa porque en el resto de las estancias se encontraban el hermano del procesado y más amigos. Entonces, el hombre propuso de nuevo practicar el coito. La niña mostró reticencias iniciales, pero finalmente accedió. Ambos consumaron sobre la cama una relación sexual, durante la cual el acusado penetró a la chica vaginalmente sin usar preservativo. Y eyaculó.
Días después, ambos mantuvieron otra vez relaciones sexuales consentidas; como mínimo, hasta en tres ocasiones más. En todas, el procesado penetró a la menor vaginalmente y eyaculó.
El 1 de junio de ese año, la menor visitó a su madre, quien estaba interna en un centro penitenciario. La progenitora detectó tristeza en su hija por una infidelidad de quien consideraba su pareja. Entonces, la chica reveló los episodios sexuales.
La madre avisó en ese momento a la Policía Nacional, que inició la investigación. El Juzgado de Instrucción número 1 de Illescas impuso el 12 de junio de 2019 la prohibición de acercarse a la menor y comunicarse con ella.