Es «una derrota total simbólica de la memoria histórica en España». Los peores augurios se han confirmado y la viceconsejería de Cultura ha comunicado que no hay espacio en los archivos de Toledo para guardar el último eslabón de la memoria de uno de los represaliados de la provincia en campos de concentración nazis. Así lo explica el investigador Antonio Muñoz, después de que el técnico responsable le notificara que se tenían que «devolver a Alemania» las últimas posesiones de Arturo Casarrubios.
Casarrubios, toledano de Villaluenga de la Sagra, nacido en 1910 y deportado a Neuengammem falleció en el subcampo de Porta Westfalica. Lo enterraron en Barkhausen. Por deseo de la familia, el reloj y la pluma que los SS le confiscaron, donados por el Archivo Arolsen de Alemania, se entregaron al Archivo Histórico de Toledo. Sin embargo, Cultura ha comunicado a Muñoz que estas pertenencias se deben devolver al país germano.
Ante esta circunstancia, el investigador y voluntario critica «la anomalía» de Castilla-LaMancha, «que está rodeada de regiones conservadoras, que muestran más interés por la memoria histórica, como Murcia, Andalucía o Extremadura. En Castilla-La Mancha, gobernada por el PSOE, no hay nada que hacer, nunca me había encontrado con un desprecio así por los deportados». El historiador se pregunta por qué razón un Gobierno de izquierdas y socialista no quiera identificarse con los deportados, muchos de ellos también del PSOE. «Creo que si lo que les ofrecieran fuera el manto de una virgen, estarían encantados», ironiza.
La Junta rechaza los recuerdos de una víctima del holocaustoAntecedentes. La polémica viene de lejos. Ya en el mes de enero este diario expresó la sorpresa de Muñoz ante el tratamiento que estos restos estaban recibiendo en Castilla-La Mancha. Mientras que en otros países de Europa son los gobiernos los que, gracias a la ayuda del archivo alemán, están devolviendo las pertenencias a los familiares de los represaliados, en España lo están haciendo voluntarios, como el propio Muñoz. No les importa, mientras que puedan ayudar a que las pertenencias lleguen a su destino. Y en casi toda España, independientemente de las siglas políticas del Gobierno, se está festejando la llegadas de estos recuerdos, bien a las familias, bien a los archivos correspondientes. Menos en Castilla-La Mancha, donde el Gobierno regional parece que no tiene espacio para los objetos de dos represaliados de la región.
Entre los deportados españoles a campos de concentración nazis, han aparecido el toledano Arturo Casarrubios y el albaceteño Antonio Rodríguez. Sus descendientes, en el extranjero, decidieron que, mejor que quedarse ellos con sus objetos, era mejor que se quedaran en un museo, para darlos valor. Así comenzó la búsqueda de un espacio en Toledo. Como habían sido soldados españoles que combatieron por la República, Muñoz se puso primero en contacto con el Museo del Ejército, que no mostró interés, y después con los archivos provinciales de Toledo y Albacete, como habían hecho en lugares como Murcia y Sevilla. La idea es que se quedaran los objetos y quizá, como en otras provincias, organizar exposiciones. En Toledo, en principio encontraron mucho interés, y en noviembre llegaron allí un reloj y una pluma de Arturo Casarrubios, previo convenio. Sin embargo, hubo problemas en Albacete, por impedimentos legales y se trasladaron a Toledo.
Fuentes de la Consejería de Cultura apuntaron en enero que, según normativa, este tipo de objetos deben ir a museos, no a archivos, que solo se dedican a fondos documentales. Habitualmente se requiere también una documentación que acompañen y contextualicen los objetos.
La Junta rechaza los recuerdos de una víctima del holocaustoLA respuesta. Pasadas las elecciones y la formación de nuevo Gobierno, Muñoz se dirigió al Archivo Provincial, desde donde le informaron que los objetos estaban allí, pero en un limbo jurídico. Todo dependía de las órdenes de Cultura. Fue entonces cuando el investigador llamó y le trasladaron la noticia.
Ahora los objetos volverán a Alemania, «pero a mí me parece una derrota total simbólica de la memoria histórica en España». No entiende cómo es posible que, en lugar de honrar la memoria de un deportado recogiendo sus objetos, una vez donados, la Junta los devuelva, «es la cosa más fea que se puede hacer».
El enfado es tanto mayor cuando compara este comportamiento con el de los gobiernos responsables de otros archivos españoles. El Archivo General de Andalucía recogió cuatro o cinco objetos, como el de Murcia o el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca. Incluso hay archivos municipales, como el de Plasencia, donde gobierna el PP, recogieron unos objetos en septiembre, con un discurso muy emocionado sobre la importancia de la memoria democrática en un acto donde llegaron familiares y responsables del archivo en Alemania. Hay una exposición abierta hasta después de Reyes, que van a conocer los colegios, donde exhibe además el traje de original de un deportado de Talavera. En definitiva, «Castilla-La Mancha es como un mundo aparte, no me entra en la cabeza».