Castilla-La Mancha duplicará el número de refugios de trucha común, que son tramos de río en los que no se puede pescar para preservar esta especie . Lo ha acordado esta semana el Consejo de Gobierno, tal y como ha informado la consejera de Desarrollo Sostenible, Mercedes Gómez.
"Los refugios de pesca son tramos con presencia de poblaciones genéticamente puras", explicó Mercedes Gómez, que apuntó que fue en 1999 cuando se establecieron los cuatro primeros. Desde entonces no se había vuelto a ampliar el número hasta ahora, cuando se sumarán cinco nuevos.
Los cuatro que ya había estaban ubicados en Chorros del río Mundo y en el río Endrinales, en Albacete, en el arroyo Almagrero de Cuenca (cerca del nacimiento del río Tajo) y en el río Pelagallinas de Guadalajara.
Ahora se sumarán cinco refugios más, de forma que ya habrá en todas las provincias menos Ciudad Real. En el caso de Toledo se establecerá esté refugio en el arroyo del Chorro, en el parque nacional de Cabañeros. Habrá tres más en Guadalajara: los del río Jaramilla y el río Berbellido, en el parque natural Sierra Norte, y también en el río Ompolveda, cerca de Pareja. Además Cuenca sumára el refugio de truchas de la cabecera del río Júcar, entre Cuenca y Tragacete, ubicado en la zona de la Serranía.
¿Y qué se hace en estos refugios? La consejera explicó que se establecen programas de conservación, regulándose qué usos y actividades se limitan. También se establece para cada espacio la dinámica poblacional de la trucha y se vigilan los desplazamientos reproductivos, haciendo un seguimiento periódico de esta especie. Gómez aclara que se ha trabajado con la Junta de Castilla y León, pues destaca que "es muy importante la estrategia y entendimiento con comunidades autónomas limítrofes" y también con las confederaciones del Tajo, Júcar y Segura.