La organización Solidaridad Manchega con los Pueblos del Tercer Mundo (Solman) encabeza una iniciativa de voluntariado ambiental que ha sido distinguida este año con el 'Apadrinamiento plus' del Proyecto Libera, que desarrolla SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes, con el objetivo de apoyar y promocionar acciones locales que buscan acabar con el abandono de residuos en los espacios naturales.
La de Solman, localizada en el refugio de fauna del embalse del Vicario y el tramo final del río Bañuelos, arrancó en 2017 y ha contado durante estos años con la colaboración de SEO-Ciudad Real, la Asociación de Vecinos de Peralvillo, los ayuntamientos de Ciudad Real y Miguelturra y la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), apadrinada también por Libera por su proyecto de recuperación de la zona del antiguo sanatorio de La Atalaya. También ha recibido apoyos puntuales de RSU y Cruz Roja.
«Hay personas que piensan que nuestro objetivo es limpiar el campo, pero lo que realmente queremos es concienciar a la gente para que se lleve la basura a casa y no tengamos que venir después nosotros a quitarla», remarca Luis Segura, voluntario de Solman y SEO BirdLife-Ciudad Real, que hace hincapié, no obstante, en que la mayoría es responsable y recoge los residuos, consciente del daño que pueden provocar en el medio natural.
El 5 de octubre, un grupo de voluntarios limpió de basura el paraje de Puente Nolaya, donde se unen los ríos Guadiana y Bañuelos y da comienzo el embalse del Vicario. Apenas tres semanas después, ya había otra vez suciedad en la zona, donde se reúnen jóvenes para hacer botellón, familias a pasar un día de campo y pescadores a probar suerte con el sedal y el anzuelo.
Parabrisas de coches, televisiones, mesas, ruedas de tractor, muñecos, sofás, utensilios de pesca, colchones, maletas, cascos de obreros... La lista de residuos recogidos durante estos años es extensa y variada. Aunque, tal vez, el 'descubrimiento' más sorprendente fue un rosario de botellines de cerveza de la antigua marca Calatrava que sacó a la luz la sequía al otro lado del Puente Nolaya, donde hace muchos años había un bar llamado La Quintina. Además de un poco más de civismo, Luis Segura echa en falta más vigilancia por parte de las administraciones públicas competentes.
El Proyecto Libera ofrece apoyo a asociaciones y entidades locales comprometidas con la conservación de entornos naturales y la eliminación de la basura. El respaldo económico para los 'apadrinamientos plus' es de 3.000 euros, y parte de ese dinero se destina a difundir los valores del medio natural. En concreto, Solman ha elaborado una serie de paneles informativos sobre la 'basuraleza' que lleva a los distintos centros educativos, donde monta una exposición e imparte talleres y charlas. Además de las recogidas de basura, unas tres al año, realiza visitas guiadas a la zona, establece puntos de observación de aves y ayuda a ARBA en la plantación de encinas.
especies invasoras. Otra línea de actuación, aparte de la limpieza, es la conservación. Segura relata la lucha que llevan a cabo para ponerle freno a la expansión del ailanto, una especie exótica invasora que proviene del sudeste asiático y que llegó a Europa en los siglos XVI y XVII para adornar los jardines de París y Londres. Después se extendió por todo el continente. «Las especies invasoras se adentran en los nuevos territorios por cursos de agua, medios de comunicación, como carreteras y caminos, o por las vías del tren, y en Peralvillo tenemos las tres cosas», explica.
El ailanto pone en peligro a otras especies autóctonas, como el pino, la retama o el olmo. «De cada 100 especies que se trasladan de su lugar original sobreviven 10 y una de ellas se convierte en invasora, porque se adapta muy bien al terreno y se reproduce muy deprisa», subraya el voluntario, que cuenta con una parcela experimental en Peralvillo para ensayar con diferentes métodos de eliminación para evitar que su propagación vaya a más.