La provincia de Toledo suma 56 términos municipales en los que existe riesgo de inundación. Además, otras 23 localidades han sufrido riadas importantes en los últimos años. La información de las conferencias hidrográficas del Tajo y el Guadiana confirma una notable presencia de espacios con potencial peligro en la geografía toledana en caso de grandes avenidas. Los episodios de precipitaciones copiosas amenazan tanto a espacios rurales como a núcleos urbanos, aunque una eventual devastación alcanzaría un grado superior en los lugares habitados.
El Ministerio para la Transición Ecológica ha identificado, a través de las Áreas con Riesgo Potencial Significativo de Inundación (Arpsi), los tramos de cauce en los que «que existe un riesgo potencial de inundación significativo o [...] la materialización de tal riesgo pueda considerarse probable». A su paso por la provincia, el Tajo acumula 13 áreas distruibuidas en 46 tramos. En el caso del Guadiana, son cuatro las áreas y 17 los tramos con riesgo de inundación.
Las localidades incluidas en esta clasificación tienen la obligación de elaborar un plan de actuación municipal. Más allá de la presencia en la lista, los municipios más amenazados son aquellos en los que la potencial inundación se desarrollaría en su casco urbano. Tales son los casos del arroyo de Arriba (o Sangüesa) en Cebolla, o el arroyo de la Degollada en Cobisa, dos cauces que atraviesan espacios poblados y cuyas crecidas han resultado frecuentes.
Las ciudades de Toledo, Talavera, Illescas y Seseña, las cuatro más pobladas de la provincia, aparecen como Arpsi. Sin embargo, en el caso de Seseña, los riesgos se relacionan con un potencial desbordamiento del Tajo a su paso por el término municipal, un trayecto de poca distancia y muy alejado de las zonas residenciales. La capital regional, por su parte, ha registrado 12 eventos de inundaciones significativas desde finales del siglo XIX: las más relevante se inició el 5 de marzo de 1947 y la última, el 28 de agosto de 2017. Un mismo número de acontecimientos acumula Talavera; en el caso de la ciudad de la cerámica, los últimos daños relacionados con una crecida del Tajo se documentaron el 2 de julio de 2014. Los arroyos Cárcavas, Viñuelas y del Cubo son los puntos fluviales desbordables en Illescas, aunque la porción de vecinos a los que afectaría una avenida se limitarían a quienes viven en ciertas zonas periféricas de la cabecera sagreña.
La evaluación preliminar de riesgos de inundación (EPRI) recopila los datos sobre espacios anegables. Se trata de un documento que se actualiza cada seis años: el primer ciclo se elaboró en 2015; el segundo, en 2021. La nueva cartografía de zonas inundables que incorporará el tercer ciclo incluye espacios geográficos más concretos y añade lugares en los que se han producido fuertes crecidas en los últimos años. Por ejemplo, en el caso de Toledo diferencia entre Luz del Tajo, Santa Bárbara y Santa María de Benquerencia. Además, Gálvez, Manzaneque o Turleque se integrarán en el sistema de vigilancia.
INUNDADOS SIN TANTO RIESGO. Asimismo, las danas de 2021 y 2023, ambas en los primeros días de septiembre, ocasiaron inundaciones de mayor o menor consideración en las localidades de Albarreal de Tajo, Argés, Bargas, Burguillos, Carranque, Escalona, Guadamur, Layos, Nambroca, Noez, Polán, Rielves, Casarrubios del Monte, Cobeja, Chozas de Canales, Lillo, Magán, Mocejón, Numancia de la Sagra, Olías del Rey, Otero, Recas, Sonseca, Valmojado, Villaluenga de la Sagra y Yuncos. Salvo Escalona, ninguno de estos pueblos estaban contemplados como Arpsi. La dana del pasado año segó tres vidas en los municipios de Bargas, Camarena y Casarrubios del Monte