Ángel se sentó ayer junto a su expareja, Hélida, como acusado de un delito contra la salud pública. Apenas permanecieron cinco minutos frente al magistrado Juan Ramón Brigidano en la sala de la sección primera de la Audiencia Provincial. Los abogados habían pactado con la Fiscalía el reconocimiento de los hechos y una pena de dos años de cárcel que probablemente quedará suspendida.
«Fue un error. Estoy muy arrepentido», admitió junto a su abogado a la salida de la Audiencia Provincial, por el menudeo de droga en el bar que regentaba en Mohedas de la Jara, un pueblo de apenas 400 empadronados. Ángel, a sus 45 años, trabaja ahora como cerrajero y afirma que lleva una vida normal.
Lo anormal quedó al descubierto el 16 de junio de 2019, a la 1:10 de la madrugada. La Guardia Civil montó un despliegue y entró en uno de los dos bares abiertos en Mohedas de la Jara por entonces. Los agentes se incautaron de una bolsa de plástico que contenía una roca de color blanco. En total, la cocaína pesó 13,58 gramos, con una riqueza del 28,69 por ciento. Estaba oculta en la cocina; la acusada arrojó por la ventana este envoltorio y otros dos con una barra de tres gramos de cocaína y un trozo de hachís de siete gramos. Tenían preparada la mercancía para la venta a terceros en el local.
La cocaína incautada hubiera alcanzado los 525,62 euros en el mercado ilícito y el hachís, 38,70 euros. Por todo ello, la Fiscalía pedía inicialmente siete años de cárcel para cada uno.
La drogadicción ha actuado también como atenuante para los dos acusados tras esta incautación de una cantidad mínima de droga. La multa económica ha quedado también menguada; los acusados deberán pagar 564 euros. De esta manera, resultó innecesario el concurso de los tres guardias civiles citados por la sección primera de la Audiencia Provincial.
El menudeo en negocios como los bares resultan infrecuentes en pueblos pequeños como Mohedas de la Jara, controlado por el puesto de la Guardia Civil de La Estrella. La resonancia de la intervención de los agentes fue notoria en este municipio jareño. Y Ángel fue señalado en su pueblo, un proceso vivido por él como un calvario.