Atrás quedan los tiempos de bonanza para aquellos agricultores que, en su momento, decidieron apostar de lleno por plantas aromáticas como la lavanda y el lavandín para teñir sus campos, en sustitución de cultivos tradicionales como el cereal por su alta rentabilidad. El espliego fue en su momento tan solo un complemento más en la economía del agricultor. Sin embargo, desde hace más de una década, estas plantaciones violáceas comenzaron a generar un modelo agroturístico que atrajo tanto al sector primario como al turístico, siendo la Alcarria, y especialmente el entorno de Brihuega, el epicentro de este nuevo turismo de selfies.
Poco a poco, el cultivo ha ido perdiendo fuelle para el dueño o el arrendatario de la tierra, y los lavandicultores que se decantaron en su día por estos cultivos, empiezan a pagar las consecuencias. Una situación que no es exclusiva de la Alcarria, ni de esta región, sino de toda España. Lo que empezó siendo un cultivo de alta rentabilidad y atractivo para muchos, sufrió un punto de inflexión con la llegada del Covid-19 y ya no se ha recuperado. El virus paralizó la vida social y ello generó un estocaje importante de las esencias de la lavanda. Esto, sumado al exceso de plantaciones y a la falta de control y regulación de las mismas, ha conllevado que de aquellos polvos vengan ahora estos lodos.
Juan José de Lope es agricultor, director comercial de Alcarria Flora y también vicepresidente de la asociación Paisajes de Lavanda. En su caso, al igual que en el de Diego o Antonio, ya han comenzado con el arranque de las plantas más antiguas de sus campos y su intención es ir ampliándolo a todas las fincas, al igual que antes lo hicieron otros como el ya conocido el tractorista de Castilla.
De Lope tiene una nave en Cogollor repleta de contenedores IBC con las esencias de agricultores de la zona a las que no da salida. Es uno de esos tantos productores de la Alcarria obligados a arrancar sus plantaciones por falta de rentabilidad económica. Los costes de producción de transformar la paja de lavanda en un aceite esencial superan el precio impuesto por el mercado y muchos ya no aguantan más tiempo.
No es el único que piensa que se ha generado «un gigante con pies de chocolate» en torno a la lavanda que ahora «se está deshaciendo». Lo mismo opina Antonio, que tampoco comprende que el agricultor sea el que genere el turismo por este cultivo y no perciba ningún beneficio de ello. Diego es aún muy joven. Tiene diez hectáreas y se plantea quitar todas porque no quiere perder dinero. Y lo mismo les pasa a otros muchos productores del entorno de Brihuega y de toda la provincia.
Se calcula que en Castilla-La mancha hay 9.000 hectáreas dedicadas a estos cultivos. Y aunque no parece un porcentaje importante, lo es si se tiene en cuenta que en torno a ello se han creado destilerías y muchos negocios vinculados con el turismo.
Alto estocaje. Desde la asociación Paisajes de Lavanda calculan que el estocaje de aceites esenciales se sitúa en ya más de 300 toneladas sin vender solo en la zona de la Alcarria. Esto supone más de la producción de todo un año. Ante estas cifras, su previsión es que este mismo 2024 se arranquen entre un 15 y un 25 por ciento de las hectáreas en esta comarca de Guadalajara y que haya un «devoro» en el 2025.
En el sector solo ven una tabla de salvación a su complicada situación. Como el mercado no puede absorber la producción actual, tanto desde esta asociación como desde la Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales (Anipam) piden ayuda a la Administración regional para la corta de este cultivo. Durante tres años han percibido 155 euros por hectárea plantada pero siguen en apuros y demandan que este apoyo se duplique y llegue a los 350 o 400, una petición que parece que de momento ha caído en saco roto. Al menos eso es lo que señala el delegado de Agricultura en la provincia, Santos López Tabernero, quien señalaba a La Tribuna la continuidad de esta subvención otros tres años pero, «en principio», por la misma cantidad que hasta ahora.
Desde la asociación Paisajes de Lavanda no quieren una ayuda a la producción porque «no podemos seguir produciendo lo que sobra», afirma De Lope, y se decantan por que esta se dé a la corta o bien al mantenimiento de sus campos como atractivo para el turismo. «No podemos firmar nuestra pena de muerte», apunta De Lope tras calificar como «insuficiente» la propuesta del Gobierno regional, dado que los gastos superan a los ingresos en un 40 por ciento. Una opinión que es compartida por muchos agricultores del sector y por Anipam.
De hecho, el presidente de Anipam, Abelardo Carrillo, cree que hay «una necesidad de reconversión» en el sector ante «una crisis muy evidente». Según señala a La Tribuna, llevan cuatro años con los precios «por los suelos» y eso está teniendo como consecuencia que se estén produciendo arranques.
La reducción de la demanda, una mayor producción y el uso en mayor proporción de los aceites sintéticos son algunas causas probables que según Carrillo conforman la «tormenta perfecta» que ha conducido a que los precios estén ahora muy bajos.
También están perplejos por el crecimiento «desmesurado» de la industria de la perfumería, la cosmética y la higiene cuando a ellos no les compran la materia prima, y se preguntan de dónde la sacan. «Los stocks se están reventando», apunta muy preocupado Carrillo, quien también comenzó el arranque de las plantas más viejas de su explotación en Cuenca sin sustituirlas por nuevas.
El proceso de arranque está en sus inicios, pero desde Anipam estiman que el riesgo de desaparición puede llegar hasta el 20 por ciento de la superficie.
Ante esta situación piden a las administraciones competentes, en este caso a la de Castilla-La Mancha, que las ayudas destinadas a la producción se diseñen de otra manera porque ahora «no tiene ningún sentido promover este cultivo ya que eso supone inflar más la burbuja» y una reconversión de las mismas como ayudas a la comercialización, a la reducción de superficie cultivada y a la investigación para el conocimiento del cultivo y el aceite esencial. «No tiene sentido seguir subvencionando algo que no se vende», subraya Carrillo, convencido de que hay que redireccionar las subvenciones con «inteligencia», y eso es lo que van a proponerle al Gobierno regional.
Saben que es una batalla ardua, pero esperan que se pueda llegar a diseñar un sistema de ayudas que contribuya a salir de esta crisis. Según Carrillo, la propia viceconsejera del área se comprometió con ellos a debatir este asunto antes de publicar ningún tipo de ayudas. «Si estas repiten la misma mecánica que tenían hasta ahora van a resultar contraproducentes para afrontar la crisis que tiene el sector», subraya convencido de que de materializarse sería la prueba de que la Administración está «de espaldas a la situación del sector».
De momento, desde Anipam anuncian a este medio la realización de una jornada técnica a mediados del mes de noviembre en Madrid, donde quieren analizar la situación del sector y aprobar la propuesta definitiva para trasladar a la Administración. También han abierto una línea de interlocución con el Ministerio de Agricultura para dar a conocer la problemática del sector.
Y frente a esta queja generalizada, todo apunta a que, tal y como señala a este medio el propio delegado de Agricultura, Santos López Tabernero, se renovará por tres años más la ayuda agroambiental a la producción «por la misma cantidad, en un principio». «Si quieren plantar para otro tipo de cosas, ya no es agricultura», añadía.