Por más que trato de buscar una explicación a lo inexplicable del fútbol, me resulta cada vez más complicado encontrar un razonamiento equilibrado que me lleve a entender la actual situación del CD Toledo.
Y, quizás, lo primero que tengo que hacer es convencerme a mí mismo, de una vez por todas, de que el fútbol, como bien es sabido por todos, no es racional. Pero cuando llevas un entrenador dentro, es muy complicado no tratar de entender y controlar todo, o al mejor reducir esa incertidumbre omnipresente.
Esa racionalidad, en primer lugar, pasa por caer en la realidad de que el CD Toledo es un equipo de Tercera, categoría en la que ha pasado la mayor parte de su historia. Si, con regalos intermitentes y bien merecidos para el aficionado en categoría superior, como los años dorados en Segunda, o las tantas temporadas en la extinta Segunda B.
Pero como digo, eso son regalos puntuales y, aunque el marco pueda parecer de categoría superior, no podemos engañarnos, y el CD Toledo, por trayectoria, es un 'tercerola' como diría un buen amigo mío. Quizás, cambiando la visión algún día podamos cambiar la realidad.
Y siendo objetivos, en el plano deportivo, la irregularidad de esta temporada en la fase regular del campeonato, al final nos lleva a lo que hoy tenemos… posibilidades matemáticas, sí, pero dependientes de terceros, también, de jugar por un ascenso en un formato de 'playoff' más que complejo y complicado.
Y me cuesta entenderlo, por muchos factores. Por un lado, por plantilla y jugadores, por estabilidad económica, por profesionalización de lo deportivo y de la entidad, por idiosincrasia de equipo grande… si nos comparamos con el resto de equipos de la categoría, quizás lo irracional sea lo nuestro.
Y por otro lado, por el valor intangible de una afición fiel, que pase lo que pase esta temporada, la que viene seguirá estando. Algo, esto de la afición verdiblanca, también irracional, pero que demuestra cada jornada que es el activo más importante de este club y, quizás, en ellos y en sus valores, esté la base para crear un verdadero proyecto de futuro que nos vuelva a regalar cosas de un pasado que no podemos obviar ni olvidar.