«Es una actuación replicable al resto de Vega Baja»

Jaime Galán
-

Luis Moreno, arquitecto del proyecto, recalca que es una actuación «no invasiva», que no pretende más excavaciones de las actuales, pero que servirá para extrapolar el modelo a otras parcelas del yacimiento

Plano final de la intervención actual en Vega Baja. - Foto: 'Ama Arquitectura'

«Había que actuar». Es una simple pero concisa premisa que mantienen dos de los arquitectos inmersos en el proyecto de humanización de esta parcela de Vega Baja. Luis Moreno y Javier Alguacil cuentan como lo realizado en esta primera fase del convenio firmado entre el Ayuntamiento, la Junta y el Ministerio de Cultura servirá de molde para extrapolarlo a otras parcelas del yacimiento si obtienen el éxito previsto.

Ambos entienden que su actuación ahora tiene que ser lo menos invasiva posible, para proteger los restos arqueológicos allí existentes, de una mayor antropización de la que ya presentan, pero lo destacan como una intervención necesaria porque «llevábamos 13 siglos sin hacer nada en el recinto», apunta Luis Moreno.

De hecho, señalan algunos detalles técnicos para preservar las zonas dónde saben que hay restos pero no se van a potenciar con nuevas excavaciones, en las que colocarán mantas de geotextil y antihierbas para su protección. Alguacil indica que el secreto de la actuación es hacerla «reversible» para que en el futuro puedan retomar excavaciones si así lo requieren.

Una de las finalidades del proyecto es, sin duda, mejorar su imagen. Es por ello que los arquitectos creen que tendrá tres visiones. «La primera es la que se verá a pie; la segunda es la que se apreciará desde una torre situada en la propia parcela para obtener una vista más elevada y; por último, la que se verá desde puntos como el Cambrón o las escaleras mecánicas de la Diputación, con el fin de que el agujero urbano que hay aquí empiece a coger otro color» destaca Javier Alguacil. Una nueva visión que permitirá, entre otras cosas, diferenciar lo que son los verdaderos restos visigodos de lo que es realmente intervención contemporánea.

Todo ello irá acompañado de mobiliario urbano como bancos, papeleras e iluminación. Aunque el plazo de obras establecido es de cinco meses y ya van dos, los trabajadores reconocen que se extenderán más de lo previsto, sobre todo porque se encuentran en una etapa difícil para realizar las plantaciones.

Sea como fuere, esta primera fase pretende introducir de lleno Vega Baja en la sociedad toledana para que deje de ser un espacio sin uso y se convierta en un lugar por el que pasear, hacer deporte o disfrutar de sus restos en un entorno sostenible y con sombras.