¿Cuál es el precio de la verdad?
Estamos en un tiempo en el que tener un pensamiento propio se ha convertido en algo revolucionario, y manifestarlo ya, ni te cuento. Como periodista consideré que era oportuno hacer un libro para hablar de lo que estaba ocurriendo con la comunicación, la verdad y la mentira en un tiempo muy transcendental, porque está habiendo una revolución absoluta con las nuevas tecnologías, hay un montón de contenido que circula por la red, alguno de calidad, pero también mucho falso y muy peligroso, porque lo estamos consumiendo de manera constante, especialmente, los más menores. En el mundo de los medios tradicionales, por desgracia, cada vez más, hay una intromisión del poder político y de gente que está en la economía y no respeta la libertad de prensa. Hay empresarios en la comunicación que llevan tiempo y dejan trabajar, pero hay quien también desde el poder económico entiende que el periodismo es contar lo que interesa, no lo que pasa. Efectivamente, la verdad tiene un precio.
¿Quién provoca que lo tenga?
Cuando la gente lea el libro, se va a enterar del funcionamiento de los medios de comunicación en España por dentro, porque habitualmente dedicamos mucho tiempo en hablar de los demás, pero poco en nosotros. Hay una bunquerización de lo tradicional, pero por otra parte está la revolución tecnológica, que va por otro lado, y que entraña terribles peligros. No es una crítica gratuita, sino un libro que explica, primero, cómo está el panorama en general, y luego también alertar de lo que viene, con las nuevas tecnologías, que tiene cosas muy positivas, pero también entraña grandes riesgos, porque hay mucha desinformación y gente que está en la red para mentir de forma intencionada, y otros por no controlar la materia. En el libro igual he tenido la valentía de contar cosas que sabemos los periodistas, como la intromisión del poder político, que cuando pone una subvención en un medio muchas veces pretende que le bailes el agua, y eso por desgracia no es exclusivo de un lado o de otro. Luego hay poderes empresariales que tienen posiciones de dominio. Y hay una especie caciquismo en el periodismo, que yo he vivido en mis propias carnes, gente que cree que solo ellos pueden hacer cierto tipo de programa.
Para cierta gente no es creíble el periodista que no cuenta fake news.
Hemos llegado a un mundo en el que el bulo es atractivo para un determinado público. Antes de que le cuentes con rigor lo que está pasando en un conflicto bélico o una situación económica, mucha gente siente más atracción por que se lo acerques como una historia de ovnis o conspiranoica. Hay una canción de Eskorbuto que decía «la mentira es la que manda, la que causa sensación, la verdad es aburrida». Así que cada vez estamos más en eso que en analizar lo que pasa, se recorta el periodismo de reflexión.
Y luego está el que busca solo la prensa que le refuerza en sus creencias.
Parece que se trabaja para que la gente se acerque a los medios, no para saber lo que pasa, sino para saber lo bueno de su partido y lo malo del partido rival, domesticar a la gente con ese hábito. Y hay una deriva preocupante, que si a la gente le preocupas a no estar informada, tiene esa tendencia. Estar informado es un músculo que tiene que trabajar. Yno estar informado es un enorme peligro, como que no haya una educación pública potente o que se desprestigie la cultura, creas una sociedad más aborregada.
¿Hay temas en España que no se pueden tocar?
Hay un caso muy paradigmático, como es el del rey Juan Carlos I, que es un ejemplo de cómo cuando no hay transparencia en los malos hábitos, pueden continuar; el periodismo es un pilar esencial en cualquier democracia. Todavía hoy sigue siendo tabú contar qué fortuna tiene Juan Carlos, que no lo sabemos, ni donde la tiene. En este país en lo que tiene que ver con la monarquía se habla mucho más del calzado de la reina Letizia o cómo mira al rey, que el dinero del suegro fuera de España. El enfoque de todo lo que tiene que ver con la Jefatura del Estado tiene más que ver con prensa rosa y mucho de machismo. No informar es un error, porque a final la gente busca información en las redes, con sus fake news y bulos.
¿Cómo está la prensa a nivel mundial?
Hay una corriente, una serie gurús, muchas veces sin oficio, ni beneficio, que se han convertido en referentes para mucha población a la hora de querer informarse de lo que ocurre, y se da en muchos países credibilidad a gente que está en el bulo, en la conspiración. Lo que está pasando aquí ya se ha experimentado en otros países, como Estados Unidos. La red tiene cosas muy buenas, pero vamos muy lentos a la hora de poner las pilas a quien difunde bulos, no se puede mentir y adulterar con esta impunidad. Luego hay casos infinitamente más graves, donde directamente se mata a los periodistas. El libro está dedicado al compañero David Beriaín, que lo mataron en Burkina Faso.
En todo este escenario, ¿qué le parece la 'reflexión' de Pedro Sánchez?
Al haberlo dicho el presidente del Gobierno, parece que no vengamos de un tiempo largo de bulos y desinformación. Pero hay aspectos que vienen de muy atrás. Más allá de la comparecencia del Gobierno en un contexto previo a las elecciones y con un CIS preparado, lo cierto es que no ha habido medidas. A veces el marketing político está acaparando un protagonismo enorme, hay más periodistas en muchos gabinetes de comunicación que en las redacciones.
¿Qué alternativas hay para escapar a ese control por parte de los periodistas y por parte de quienes quieran estar informados?
A la gente que quiera estar informada le recomiendo siempre leer, buscar una amplia variedad de medios, pero que desprecie a aquellos que le han mentido. Que se informe con pluralidad. Yo no creo en los medios que únicamente dan jabón a un sector político. Si hay que criticar la Gürtel, se critica la Gürtel, y si hay que criticar los ERE de Andalucía, también. Se puede decir que el paro va bien, pero recordar que hay gente cobrando lo mismo y le cuestan más el alquiler y la compra. Estamos en un tiempo en el que hay que reaprender el pensamiento crítico, tener criterio, porque hay intereses desde la política para que la gente no piense por sí misma.
¿Dónde podemos conseguir su 'El Precio de la Verdad'?
Es un libro de Ediciones B-Penguin Random House, que está librerías y que estoy presentando, como en Toledo, lo que me está permitiendo dar conferencias, porque hay gente muy interesada con lo que está ocurriendo con la comunicación y muchos padres preocupados por las redes y los chavales enganchados a la pantalla. Me parece un libro útil para saber lo que pasa, que no deja indiferente, que no se casa con nadie.
¿Y dónde le podemos seguir a usted?
Sigo con mis proyectos personales. Además de la promoción del libro y las conferencias, me he montado mi canal de YouTube, con más de 100.000 suscriptores, y estoy preparando un estudio propio en mi barrio, para hacer cosas de contenido digital.