Dicen que los toreros se retiran sin haber realizado su faena perfecta. Dicen que la mejor embestida, el mejor natural, y la mejor estocada nunca fueron ejecutadas. Quizá por el nivel de auto exigencia, por las aspiraciones o por el hecho de pretender plasmar en el día D y a la hora H, lo que tantas veces se intentó de salón.
Hay toreros que por su concepto o condiciones apetece ver siempre. Unos llegan a cotas muy altas, otros se quedan por el camino, otros se mantienen décadas y otros, por desgracia, son más efímeros.
Hablar de César Jiménez es hacerlo de un torero que, aun siendo joven, hace casi una década dejó los ruedos, tras haber dicho mucho, pero quizá no todo. Ahora vuelve por un día. Porque «necesita sentir cosas», y que bendito veneno, que solo pueden sentirse en la cara del toro.
Las manos artesanas de un espadero toledano forjan estoques para los toreros. - Foto: Mario GómezLe acompañamos a algo tan íntimo y personal como a recoger una espada. Un hecho que, en condiciones normales habría hecho su mozo de espadas, pero dada la excepcionalidad de la tarde, lo lleva a cabo él mismo en un armero toledano, que ha heredado el arte de la forja de su padre.
Llega el Domingo de Ramos y se vuelve a ver anunciado el nombre de César Jiménez en un cartel, ¿cuál es la motivación?
(Risas) Joder en corto y por derecho (risas). Pues, fíjate, sobre todo, Mario, volver a sentir cosas. Estos días estoy experimentando cosas que no he sentido hace mucho tiempo, son muchos años retirado y, sobre todo, los años previos de retirarme, que también era como si tuviera retirado porque ya no pensaba igual. O sea, al final es volver a sentir esas sensaciones.
El arte de la fragua que en Artespada ha heredado de su padre. - Foto: Mario GómezVuelves nueve años después, ¿a qué César Jiménez se parece el que se va a encontrar el aficionado el día 13?
Pues se asemeja mucho, al menos a nivel de sentir cosas, al de los comienzos. Sobre todo en cuanto a la ilusión de vivir y descubrir cosas nuevas. Por ejemplo, lo de las espadas, no sabía cómo se forjaban, no tenía ni idea y me ha parecido súper curioso. O el hecho de ir a comprar dos capotes o una muleta. Todo está siendo muy personal, muy saliendo de mí y al momento de los inicios.
¿Cómo ha sido este tiempo fuera de los ruedos? ¿Cómo has estado en contacto con el mundo del toro?
Pues estaba en contacto, como tú sabes, con las retransmisiones de CMM sobre todo. Pero en cuanto a ponerme delante: nada, cero prácticamente. Quizá alguna vez en casa, o en alguna capea he toreado. Pero no tiene nada que ver. Torear es comprometerse, y yo salía sin compromiso ninguno. Que sí, que en casa, con una becerrita pequeña medio te pones, pero no adquieres el compromiso de la plaza. Sin embargo ahora en los tentaderos previos sí que intento poner ese compromiso absoluto, que eso es lo realmente difícil.
¿Cómo se fragua la reaparición?
Pues mira, la realidad es que llevan ya tres años tentándome. Por unas cosas o por otras, pues no había cuajado, y este año no hay ninguna efeméride ni nada, porque son 23 años de alternativa, que no es un número redondo, pero ha cuadrado y creo que es el momento.
Y tu mujer, tus hijos, tus amigos, tu familia… ¿cómo se lo vas diciendo?
Mi mujer estaba al día desde la primera llamada que me hicieron. De hecho, ya me sabía de las otras conversaciones en años anteriores. Y muy pocos amigos. Un par de amigos.
¿Tu mujer qué te dice? ¿Le ilusiona?
Mi mujer le ilusiona porque es por un día, es algo bonito. Oye, puede pasar cualquier cosa, pero bueno, a priori es algo bonito, y sobre todo es que le ilusiona lo mismo que me ilusiona a mí, que mi hijo César me vuelva a ver torear y que Simón (el pequeño), me vea. Porque César era muy pequeño cuando me retiré, y solamente me vio un poquito en mi última época, que no era la mejor.
¿Por qué Arenas de San Pedro?
Por cercanía. Vivo en Ávila, pero en Candeleda tengo mi finquita. Mi madre es de un pueblo que hay entre Candeleda y Arenas, que son dos de los cuatro pueblos más importantes de la provincia de Ávila. Mi mujer es de un pueblo al lado, de Navalcán, el último pueblo de Toledo por ese lado. Y bueno, pues también la empresa entiende que hay un reclamo importante, y de hecho creo que lo va a haber.
Se ha creado bastante expectación con tu vuelta, ¿has sentido el apoyo de la gente?
Sí, sí, sí, la verdad que sí, mucha gente... bueno, pues de otra época. Claro. Por la cosa de sentir la nostalgia, seguramente, no tanto por el torero, ya ves tú que les podría importar en ese sentido, pero me imagino que todo nos lleva más nostalgia, Y decir, oye, pues yo vi a este torero hace 20 años, pues un día en el cual estaba empezando a salir con mi novia, yo qué sé, o fui con mi abuelo a verle y ahora ya no está conmigo, o fui con tal, y yo creo que esas sensaciones también puede haber quien quiera revivirlas por un día. Nueve años es bastante tiempo.
Son bastantes años retirado y quizá todo ha cambiado mucho, ¿ha cambiado tu forma de ver el toreo o de forma de interpretar el toreo?
Bueno, para empezar, yo no sé cómo voy a reaccionar delante de un toro, porque no me he puesto delante de un toro. Entiendo que lo tengo más o menos superado y el oficio ahí está. No ha cambiado mucho mi concepto. En mi última época, tenía un concepto bastante depurado, a lo mejor de las épocas primeras sí ha cambiado bastante.
¿Y el carácter?
Sí, mucho, el carácter mucho. Soy mucho más tranquilo, mucho menos caprichoso. Ahora, fíjate, va a venir a torear conmigo de mozo de espadas el que venía conmigo al principio, y creo que va a notar mucho el cambio (risas).
El miedo siempre es un complicado compañero de viaje para los toreros, ¿a qué tienes miedo?
A lo primero que tengo miedo es al toro, pero por encima de todo a no cumplir con mis expectativas; eso sí que me preocupa.
En tu momento, fuiste uno de los toreros con mayor proyección, generabas muchas expectativas, es decir, ¿dijiste lo que tenías que decir?
No, me quedaría… no sé, si te diera un porcentaje no voy a acertar, pero quizá fue 20 o un 15% de lo que yo tenía capacidad.
¿De lo que tú pudieras dar?
Sí, sí, seguramente.
Contándome todo lo que me estás contando, ¿qué va a pasar el día siguiente?
Pues es probable que entre una depresión fortísima, porque estoy viviendo desde más o menos el 20 de diciembre, que fue cuando se concretó, en una nube, no lejos de la realidad, con los pies en el suelo, pero en una nube de ilusión. Ha sido, adentrarme en este proyecto, y la ilusión es el motor, y eso que tengo días. Porque, por ejemplo, venía muy preocupado, porque no estaba haciendo campo, porque tal, me empecé a comer la cabeza y me rallé mucho. Pero bueno, generalmente tengo un nivel de estabilidad en ilusión buenísimo, que es para esto, o sea, es por esto y para esto. Yo tampoco tengo que torear en San Isidro, o en la Feria de Sevilla, que eso causa una presión al torero muy fuerte. En mi caso, oye, pues es una cosa más cómoda.
Hoy (por el lunes pasado), por ejemplo, he tenido un golpe de moral importante, porque me he probado un vestido de Espada (hace referencia al matador de toros Francisco José Espada) y me vale perfecto. Imagínate mi moral después de perder 8 kilos que he perdido. Y lo que es uno mismo, hay veces que aún así no me veo, me veo ancho, no me veo… Y oye, meterme en ese vestido, con lo delgado que está y valerme, pues…
Pero la pregunta de qué es lo que va a pasar al día siguiente es, que, si aquello funciona o va bien, y tú te sientes bien; si te ha pasado por la cabeza en algún momento, antes o después del día 20 de diciembre, es decir, pues a lo mejor para algo más estoy…
Sí, a ver, no te voy a negar que claro que se me pasa por la cabeza todos los días, pero intento borrarlo de seguida de mi cabeza, porque no me quiero plantear nada más que eso.
Entonces, ¿cierras la puerta?
No, tampoco quiero ser esclavo de mis palabras. En principio sí, pero no lo digo con rotundidad ni mucho menos. Lo que sí que tengo dudas es de si esta ilusión que tengo ahora si la podría mantener más allá del día 13.
A priori con este cartel, esta ganadería y esta plaza, lo lógico, lo normal, y lo natural es que eso salga bien, y que alguien llegue y diga, ¿estás para torear 4 o 6 más?, por ponerte una cifra.
Pero ¿sabes lo que pasa, Mario? Que, y así me lo tomo, el torero es una competencia también. Y si te tomas esto como hacer algo bonito, con 5 o 6 cosas, por muy enserio que te lo tomes, y mucho que te prepares, no entras a competir. Y así es como me lo tomo, de verdad.
Me lo tomo con una buena ilusión muy grande, con ganas de pasármelo muy bien, de disfrutar mucho, de hacer cosas que me llenen mucho. Estoy tratando de mentalizarme para sufrir lo que toque sufrir, porque quiero estar bien, de verdad. Esa es mi intención.
¿Has visualizado la tarde?
Sí, sí Mario. Siempre me imagino a un toro embistiendo bien que, claro, eso es el problema (risas). Eso te ayuda.
Antes cuando quería preparar bien una corrida, en Madrid, por ejemplo, me ponía en todos los escenarios. Claro, todos los escenarios no son solo los malos. Me ponía en tener que descabellar 12 veces un toro, para tratar de no ponerme nervioso y darle a la decimotercera. Pero también me ponía en que podía embestir un toro. Por ejemplo una vez me puse a pensar en cómo afrontar el aire en Madrid. Un día llego a Madrid, Mario, abro el capote y no hace viento. Y lejos de tranquilizarme, me pongo más nervioso. En Madrid siempre hace viento, y de repente, llega un día y no hace viento. Y dices, hostia, ¿y ahora qué? Por eso tienes que ponerte en todas las situaciones posibles. Y la tarde la visualizo muchas veces Me imagino casi siempre el toro en el embistiendo y haciendo cosas grandes. Pero bueno, intento visualizar todos los tipos de escenarios, con un toro más complejo…, intento ponerme en todos los escenarios.
Y si pudieras darle un consejo al Cesar Jiménez que tomó la alternativa, ¿qué le dirías?
Nada. El otro día leí aquello de, joder, si hubiera sabido lo que sea ahora, pues no me hubiera equivocado tanto. Y decían, si no te hubieras equivocado tanto, no sabría lo que sabes ahora. Entonces, es un poco así. Tantas cosas le diría que, al final, mejor no decir nada porque, seré mejor o peor, pero lo que soy, soy por lo que pasa.
¿Cómo vas a vivir ese día?
Se van a venir conmigo los niños en la furgoneta. Quiero que vengan conmigo, quiero que me vean firme y que estén conmigo. Y un poco así, un poco diferente en ese sentido.
La corrida debe ser "muy buena" para una plaza como Arenas, ¿la has visto?
No, no la he visto. Pero porque no he coincidido. Sí que me gustaría verla porque entiendo que me pueden transmitir cosas. Si puedo un día voy.
¿Y el cartel?
Pues es un cartelazo. Dos figurones del toreo, que están en las ferias, y que no se van a dejar ganar la pelea. Son dos toreros que están en un momento muy bueno, y me hace mucha ilusión. Mira, es posible que, no habría mejor cartel.
Otra cosa muy importante es el traje de luces...
Pues mira, tenía uno que estaba bastante nuevo, que es el que me puse la última corrida de toros de luces que yo toreé, un negro y oro. Ahí lo tengo. Desde luego ya me vale porque en la última época estaba un poquito anchito y como ahora de adelgazado, pues lo he tenido que meter. Pero como te he contado, me he probado esta mañana, un traje de Espada, y entro y me lo va a dejar también.
¿Cuál es?
Un azul marino. Que ha toreado en San Isidro, y es muy especial para mí, ¿sabes por qué? Porque me hace ilusión. Porque yo le he dejado muchos vestidos a él, él me empezó con mis vestidos, y ahora como que me hace ilusión que me lo deje. Además, es precioso.
Al fin y al cabo esto lo haces por sentir, las sensaciones son lo que te mueven, ¿cuál sería la sensación que te gustaría tener cuando llegues al hotel, te quites el traje, estás con tu gente?
De plenitud. Sentirme pleno. Sentirme que han salido cosas como yo pensaba, que el éxito, efectivamente, más que numérico ha sido interior, aunque eso tiene que llevar también al otro, claro. Me gustaría sentirme satisfecho y pleno. Que quede la sensación de que aún haya cosas que decir, aunque no las vaya a decir nunca más; pero sí esa conclusión en mi cabeza para que pueda darle vueltas.