La directora del Instituto de la Mujer, Lourdes Luna, no se perdonaría que una mujer que está sufriendo violencia se sienta sola y no dé el paso de escapar de su agresor porque tema verse desamparada. «Siempre quiero trasladar que cuando ellas dan ese paso, que no tengan el miedo de decir, ¿y si denuncio qué me va a pasar después? ¿dónde voy a ir? ¿qué voy a hacer?», expone. Reconoce que es muy injusto que quien es la víctima sea la que se vea obligada a salir de su casa, muchas veces con sus hijos, pero recuerda que «hay recursos y tenemos ayudas».
En Castilla-La Mancha hay una red formada por 15 recursos de acogida, algunos específicos como los de atención urgente o los que se enfocan a mujeres jóvenes, que en muchos casos llegan con bebés a sus 'cargos'. Funcionan a pleno rendimiento y solo el pasado año atendieron a 414 mujeres y a 132 menores.
«La información nos la mandan los recursos de acogida los viernes para saber las plazas que tenemos de cara al fin de semana», apunta la directora del Instituto de la Mujer, «las plazas de los recursos de acogida de urgencia están siempre llenas». Explica que es un centro al que va una mujer «en primera instancia para valorar en qué situación llega y luego derivarla si así se considera a un espacio de más tiempo». Es para una estancia temporal que no tendría que pasar de los dos o tres meses, pero Luna aclara que una mujer se puede quedar «si necesita estar más tiempo porque no tenemos una plaza de larga estancia».
La directora del Instituto de la Mujer subraya que la intervención con la víctima comienza desde el primer minuto, sobre todo al inicio en el ámbito psicológico y jurídico. «Se empieza a trabajar en que reconozcan lo que les está pasando», explica, «que una mujer reconozca que está siendo víctima de violencia de género es muy complicado». Apunta que en casos como la violencia psicológica o económica a veces la están sufriendo desde el comienzo de la relación, puede resultar más sutil y no es tan fácil de detectar. También en la parte jurídica se trabaja sobre la posibilidad de denunciar, aunque Luna aclara que para acceder a estos recursos de acogida de Castilla-La Mancha no se les exige que la presenten. «La mayoría de ellas ni siquiera en ese momento se plantean la posibilidad de denunciar», expone.
También subraya que es clave trabajar en la gestión de la culpa «Es uno de los motivos por los que muchas veces no denuncian, no manifiestan lo que están pasando porque se creen que son las culpables», expone, «quiero dejar muy claro que la víctima es la mujer, que no es la responsable de nada de lo que está pasando». Añade que además puede denunciar o dar el aviso un familiar, un vecino, un amigo de la víctima. «Siempre se deja el peso y la carga en la mujer, pero el entorno en estos casos es muy importante», incide.
Casas de acogida, viviendas públicas, ayuda al alquiler. Después del paso por el recurso de urgencia, la Administración regional tienen otras casas de acogida de larga estancia. «Son casas en las que conviven con otras mujeres y con sus hijos e hijas», expone, «hacen una vida como cualquiera en nuestra casa, se levantan, hacen sus habitaciones, van a comprar, les toca hacer la comida y ahí pueden estar hasta un año». De nuevo, matiza que hay mujeres que se han podido quedar más tiempo si así lo necesitaban.
La atención que reciben en este proceso es integral, «dotándolas de herramientas para valerse por sí mismas cuando salgan del recurso, formándolas». Luna señala que para ellas es muy importante si ya estando en esa casa de acogida consiguen trabajo y empiezan a recibir ingresos. «Les da mucha fuerza», subraya.
Cuando se acaba la estancia en estas casas de acogida, hay muchas mujeres que no tienen una casa a la que ir o un familiar con el que poder convivir. Aquí de nuevo el Instituto de la Mujer se pone a su disposición. Tiene un convenio con la empresa pública Gicaman para ofrecerles pisos del parque público de vivienda de la Junta. También dan ayudas para el alquiler de hasta 750 euros. «Es triste que haya personas que les juzguen por el hecho de ser víctima de violencia de género», señala, «muchas no tienen contrato que presentar al arrendador y el hecho de que tengan esta ayuda, este respaldo de los ingresos, les sirve para garantizárselo al dueño».
El Instituto de la Mujer da también ayudas económicas a las mujeres que salen del recurso de acogida para que no lo hagan con las manos vacías y tengan un pequeño colchón para empezar su nueva vida. Además hay becas específicas de estudio tanto para ellas como para los hijos. Explica que en muchas medidas de los programas de empleo de la Junta, las víctima de la violencia de género tienen acceso prioritario. «Las mujeres que son víctimas no tienen que cumplir ningún otro requisito más que acreditar que lo son para poder trabajar en un plan de empleo», subraya.
De todas formas cuando el Instituto de la Mujer tiene que intervenir porque hay un hombre agrediendo a una mujer es una señal de que algo ha fallado. Por eso Lourdes Luna incide en la importancia de la prevención y la sensibilización, sobre todo desde las edades más tempranas. «Coges un niño y niña pequeñito y ellos no distinguen entre mujeres y hombres, es algo que se va construyendo cuando empezamos a crecer, cuando empezamos a ver los grupos de chicos y chicas», comenta. Por eso insiste en enseñarles que «todos tenemos los mismos derechos, que las mujeres no tenemos por qué estar defendiéndonos continuamente de nada».