Bajo los acordes del himno de España interpretado por la banda de música Benquerencia, la Virgen de Monte-Sión salió de la iglesia de Santo Tomé y volvió a recorrer las calles de la Judería toledana ante la atenta mirada de toledanos y turistas.
La Hermandad, fundada en 1870 por un grupo de mujeres animadas por el cardenal Miguel Paya', ha vivido este año momentos llenos de emoción para sus miembros. El primero de ellos, la despedida de José Antonio Hernández Arroyo, el que ha sido su presidente durante el último medio siglo. Al acabar la Eucaristía, y tras el nombramiento de de veintiún nuevos hermanos, Hernández ha tomado la palabra para desear lo mejor su sucesor y a la nueva Junta de Gobierno de la Hermandad no sin antes «pedir perdón por los errores cometidos durante su gestión que asumía en primera persona».
vuelven los cargadores. La otra gran novedad de este Domingo de Pentecostés es que la Virgen de Monte-Sión ha vuelto a salir a hombros de diez cargadores tras años en los que ha tenido que salir en carroza al no contar con personas suficientes para portar las andas. La Hermandad llegó a contar hasta la década de los noventa con 400 hermanos. Sin embargo, la despoblación del Casco y el envejecimiento de los hermanos y la falta de relevo generacional ha provocado que su número haya ido descendiendo paulatinamente hasta contar sólo con un centenar. No obstante, la Hermandad parece que ha remontando el bache con la entrada este año de una veintena de nuevos cofrades entre los que se encontraba Rubén Lozano, integrante de la candidatura del Partido Popular a la Alcaldía de Toledo.
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Aunque el cielo amenazaba lluvia, la Virgen de Monte-Sión, vestida con un manto blanco, y con unas andas adornadas con claveles del mismo color, pudo realizar su recorrido sin incidencias acompañada por varios niños de comunión y varias mujeres de la cofradías ataviadas con mantilla. Tras pasar por delante del Palacio de Fuensalida, la imagen, que procede del Monasterio de Monte-Sión, Vulgo San Bernardo, continuó su recorrido por Taller del Moro hasta la plaza del Salvador, para volver por la calle Santo Tomé donde se pudieron escuchar cantos marianos.