María atiende la entrevista algo cansada, pero feliz con la acogida de su película en CiBRA. De regreso a Madrid, al día siguiente del preestreno de 'Yo no soy esa' en Toledo, la directora tiene un rato para charlar sobre la cinta que protagoniza Verónica Echegui, junto a Silma López, Ángela Molina, Olivia Molina, Daniel Grao, Adam Jezierski y Alga Ribó. Un reparto redondo para una película con poso y de autora, con el sello característico de María Ripoll.
El miércoles de la semana pasada se preestrenó 'Yo no soy esa' en Toledo, en el marco del Festival CiBRA, y el jueves llegó a las salas de todo el país. ¿Se pasan nervios en las horas previas al estreno aún siendo una directora con una carrera tan dilatada?
Siempre se sienten nervios aunque lleves catorce pelis estrenadas. Ese nervio está en los preestrenos y cuando la peli empieza a verla la gente. Con 'Yo no soy esa' he vivido el mejor estreno de toda mi carrera y ha sido precioso. El martes se proyectó en Madrid, el miércoles en Toledo, y ha dejado muy buenas sensaciones. El público se queda muy bien después de ver la película. 'Yo no soy esa' transmite mucho y el público ríe, llora y reflexiona, las tres cosas. Mejor imposible.
La película ya ha rodado por CiBRA y por el Festival de Málaga, entre otras citas...
Estuvo en Málaga en marzo y fue muy bien recibida. Ahora estamos de promoción y estas últimas horas son cansadas, pero muy felices.
Se suele hablar mucho últimamente del peso de los festivales en la industria. ¿Es necesario que una película vaya a festivales si quiere tener hueco en la industria?
Depende de la película. Si tienes una comedia, difícilmente va a ir a festivales. Los festivales quieren películas más oscuras y dramáticas, pero el público quiere comedias y a todo el mundo le gusta una comedia romántica, aunque muchos no lo digan. Nos gusta pasar un buen rato y que te hagan sentir. Aun así, 'Yo no soy esa' fue seleccionada en el Festival de Málaga, una muy buena señal.
¿Qué ingredientes tiene que tener una comedia actual para enganchar al público?
'Yo no soy esa' no es una comedia al uso. Es una comedia romántica que desmonta la idea de comedia romántica. Me plantee en un primer momento qué pasaría si ahora rodásemos una comedia romántica de los noventa y enseguida vi que sería imposible porque muchas de las cosas que nos contaban entonces no son verdad; no existe el príncipe azul que baja con su caballo blanco.
Ahora las mujeres tenemos otras necesidades, objetivos y expectativas, así que junto a Olga Iglesias, la guionista, me planteé deshacer la idea del amor romántico como única carta que juega la mujer porque también tenemos otros amores que nos importan, como el amor a la amistad, a la familia y a una misma. Sin duda, son los tres elementos de 'Yo no soy esa' que están gustando muchísimo.
Decías que las comedias no suelen ir a festivales... ¿Crees que este género tiene suficiente respaldo en el sector?
Se están estrenando comedias muy interesantes ahora. El propio sector maltrata un poco la comedia y este género es mucho más difícil de hacer que un drama. Estudié en Estados Unidos y cuando volví aquí dije que se tenía que crear industria y lograr, como decía Hitchcock, pensar en las 400 butacas de un cine y llenar salas. A través de la comedia se pueden decir muchas cosas y 'Yo no soy esa' tiene valores muy interesantes y la gente sale del cine reflexionando. Tengo claro que también con la ligereza se puede hacer profundidad y no acabo de entender porqué la comedia está tan mal vista.
Pero el público es muy de comedias. Hay mucha gente que no quiere ir al cine a ver dramas.
No tiene ese efecto desde el sector cinematográfico, pero el público ama las comedias. Yo siempre he dicho que iba hacer comedias porque la vida es muy dura y necesitamos distraernos. No nos olvidemos que el cine es entretenimiento e invitar a la gente a pasar un buen momento y olvidarse un poquito de sus vidas. Es mi gran objetivo y la comedia es algo muy serio con la que se pueden decir muchas cosas.
¿Qué papel juegan las redes sociales en 'Yo no soy esa'?
La protagonista se despierta después de veinte años en coma y la vida ha cambiado mucho y en distintos aspectos, también en las nuevas tecnologías. Es una crítica a esas redes sociales que nos hacen vivir de una manera tan sincopada y tan rápida que no nos damos cuenta del estímulo constante. En cambio, no nos miramos a los ojos ni nos tocamos, estamos siempre mirando para abajo, a nosotros mismos.
¿La moraleja de la peli también puede ser que hay que vivir el presente?
Sí, claro. Hay que aprovechar el presente, mirarse a los ojos, tocarse y cuidarse más.
Una de las críticas en una web de cine deja caer que 'Yo no soy esa' es una película koala, una película que no puedes parar de abrazar. ¿Estás de acuerdo?
¡Qué bonito! Es verdad porque la película evoca que volvamos a entrar en contacto con el niño que llevamos dentro otra vez, juguemos más, cantemos, bailemos y no sólo hagamos caso a la vida adulta, las responsabilidades y el hacer y hacer. Tenemos que parar un poco y ser más personitas.
En relación a la industria, tienes una carrera muy dilatada y exitosa, pero hay mucha gente que quiere meter la cabeza y lo tiene difícil. ¿Qué se le puede decir a quién se quiera mirar en tu espejo?
Es muy complejo tener hueco en la industria. El fin de semana pasado se estrenaron muchas películas... La gente que empieza lo está haciendo en un gran momento para directores jóvenes. Tenemos ahora cuatro películas en cartelera dirigidas por mujeres que son fantásticas. Siempre digo que ahora es un grandísimo momento en comparación con como lo tuve yo hace años.
Eres un buen altavoz y sueles decir que todavía las mujeres cineastas no manejan los presupuestos de los directores.
Si me dan a mí los 80 millones de dólares que le dieron a Bayona también te hago una película buena, seguro.
Es triste que el dinero no se consiga por la historia y el proyecto en sí. No debería ser por si la dirección la lleva un hombre o una mujer.
A las mujeres nos interesan más las relaciones, la familia e igual no somos tan de acción... Pero soy muy capaz de hacerlo y rodé Utopía en su momento porque me apetecía rodar acción. Siempre hay algo que aprender de todos los géneros y a mí me gusta experimentar y que cada película sea un reto.
En estos momentos, hay una nueva ola de directoras jóvenes pero nos seguimos manejando en un presupuesto muy reducido y hacemos milagros y emocionamos con muy poco. Se tendrían que igualar los presupuestos y tener las mismas posibilidades e igualdad de condiciones que los directores.
Aun así, el panorama está cambiando y me gusta ser muy positiva en este aspecto porque estamos logrando muchas cosas. Soy cofundadora de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales)y el balance es muy positivo porque se ha hecho camino. Queda por hacer, pero el camino se ha hecho bien y se seguirá haciendo. Ya hemos conseguido llegar hasta aquí, ahora queremos más porque somos capaces de mucho más.
¿Qué supone el auge y la competitividad de las plataformas para el audiovisual?
Tengo una contradicción. Con las plataformas se pierde el ritual de ir al cine, apagar el móvil, estar en una sala oscura, y meterte dentro de la ficción. Pero también es cierto que ayuda y el ejemplo lo tengo en 'Vivir dos veces', una de mis películas más vistas. Es impresionante cuando te llegan reacciones de todas partes del mundo. Como cineasta se agradece que tu película no se quede únicamente en varias semanas en el cine. Las plataformas están haciendo muy buen trabajo, tienen mucha competitividad y a mí me interesa mucho contar historias locales en un mundo global.