El IVA al 2% augura nuevas alzas en el precio de los alimentos

Á. de la Paz
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Sólo los servicios relacionados con el turismo y el alojamiento reflejan aumentos de precio mayores en la provincia. «Llega demasiado pronto», lamenta la OCU

La compra de productos de alimentación se ha encarecido más de un 30% en la provincia desde 2021. - Foto: Javier Pozo

El final del IVA al 0% para los alimentos básicos preocupa a los consumidores toledanos. La medida, implementada por el Gobierno central el pasado 1 de julio, pretendía detener la escalada en los precios de algunos de los artículos más habituales de la cesta de la compra, entre otros, el aceite de oliva, los huevos o el pan. El recorte del tipo impositivo, además de los efectos de la política monetaria y la adaptación de la actividad económica a las situaciones de conflicto abiertas, han facilitado un frenazo, que no descenso, que las familias agradecen.

Durante el último trimestre de 2024, el ya extinto tipo del 0% se elevará hasta el 2%. Los alimentos gravados al 5% suben al 7,5%. El incremento del IVA, por tanto, se antoja como un nuevo factor de potencial crecimiento de los precios. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) considera que el final de la medida «llega demasiado pronto». Aunque el dato del Índice de Precios de Consumo (IPC) de septiembre estima en un 1,5% el crecimiento anual de los precios en el conjunto de España (en agosto, en la provincia de Toledo, se situaba en el 2,1%), la cesta de la compra ha mantenido una tendencia alcista apenas detenida por la conjunción de la coyuntura económica y la medida adoptada.

«La eliminación de esta medida supondrá un aumento de los precios de los alimentos», aseguran desde la OCU. «La recuperación del IVA se traduce en un incremento del 0,1% del presupuesto familiar: unos 36 euros al año», añaden. En 2025, con un IVA en sus niveles habituales (el tipo superreducido es del 4%), el sobrecoste se duplicará, hasta los 72 euros. 

La OCU subraya que «la compra de alimentos sigue pesando demasiado en la economía doméstica de muchas familias». Un estudio elaborado por la entidad dispara hasta un 35% el aumento del precio de los alimentos en supermercados en los tres últimos años. Por otra parte, una investigación de la OCDE confirma que el coste de los víveres ha crecido un 14% más que los salarios en España en los últimos cinco años.

Desde 2021, el precio de los alimentos en la provincia se ha encarecido un 30,6%. Por su parte, el incremento de las bebidas no alcohólicas, incluidos gasificados, lácteos o refrescos,  alcanza el 31%. Ambos subgrupos están relacionados con el consumo alimentario e incluyen artículos de primera necesidad; sin embargo, solo los paquetes turísticos y los servicios de alojamiento, con sendas subidas del 71,4% y el 41,8%, registran encarecimientos superiores.

Los precios relacionados con la alimentación muestran una evolución muy diferente al de otros productos y servicios. El vestido, por ejemplo, es ahora un 1,9% más barato que en 2021 en Toledo. Descensos aún mayores se han producido en las categorías de transporte (-16,6%) o equipos de telefonía (-22,5%). Por otra parte, la estadística refleja alzas, pero más moderadas, en compras como las de adquisición de vehículos (16,7%), muebles y accesorios (16,4%) o servicios de telefonía (4,5%).

Diferentes factores explican los resultados desiguales que se manifiestan en unas y otras categorías. Por una parte, la energía (especialmente, el petróleo) se adivinan como la causa de la desaceleración de los precios en el transporte. Además, la competencia en el ámbito tecnológico o en otros servicios relacionados con el bienestar (sanidad o educación) apuntan a una oferta de productos con rangos más ajustados.

NUEVAS MEDIDAS. OCU exige al Gobierno el aumento, «de manera urgente y sustancial» del importe del cheque de 200 euros al que pueden optar las familias que perciban emolumentos anuales inferiores a los 27.000 euros. Así, la entidad plantea tanto un mayor número de beneficiarios como las expansión de los límites de ingresos.

Además, reclama «un esfuerzo combinado» a toda la cadena alimentaria para buscar soluciones que contribuyan a reducir los precios de los productos básicos.