Los tesoros pueden ocultar otros. Es lo que ha ocurrido con las obras que se han realizado para complementar la restauración de la cerámica del pórtico de la Basílica Nuestra Señora del Prado. Se trataba de unas obras menores para acabar de sanear las humedades, que han permitido que salgan a la luz los muros de la antigua construcción del templo que alberga a la patrona y alcaldesa perpetua de Talavera.
En el transcurso de estos trabajos se han encontrado restos que corresponden a muros y suelo de la anterior configuración del templo, que ha experimentado varias renovaciones a lo largo de su historia. Según ha confirmado a este diario el concejal de Cultura y Patrimonio Histórico-Artístico, Enrique Etayo, durante las obras «aparecieron unos restos del antiguo muro, antes de la última obra de ampliación de la Basílica, vestigios, que giran un poco en diagonal con respecto a la fachada actual».
El hallazgo se ha localizado en la parte derecha de la fachada, junto a los paneles de cerámica, donde se han retirado varias de las losas del suelo mientras se documentaban los restos. Se trata de restos arqueológicos relevantes, que constituyen importantes hallazgos para la historia de la Basílica del Prado, según constata el informe arqueológico realizado, que enfatiza la importancia de los mismos por la falta de una investigación arqueológica en profundidad en torno al templo.
Salen a la luz muros del antiguo trazado de la BasílicaLos restos más relevantes son las estructuras de dos muros, en un ángulo en diagonal a la fachada actual, y un solado empedrado. Este último tiene una superficie de poco más de 60 centímetros cuadrados, pero puede contribuir al estudio arqueológico de las diversas fases de la que fuera ermita de la Virgen del Prado.
La primera intención del Ayuntamiento fue cubrir los restos con un cristal de forma que se quedaran visibles al público, pero se da la circunstancia de que la normativa recoge que en exterior es obligatorio colocar vidrio antideslizante y de que este material es opaco. Por ello, finalmente se ha optado por cubrirlos con las losas originales.
La obra para eliminar las humedades en el pórtico de la Basílica finalizó el pasado viernes, lo que ha permitido retirar las lonas y la valla que impedía aproximarse a la cerámica. De igual forma, Etayo explicaba que se ha realizado la reintegración cromática de algunos de los azulejos restaurados, que habían experimentado pequeñas despigmentaciones. «Es una restauración y las restauraciones no son nunca definitivas», añadía el edil, para quien podría darse la circunstancia de que dentro de algún tiempo apareciera algún problema similar: «No son fallos de ejecución, está bien explicado por parte de los servicios técnicos de Diputación, de la Junta y de la empresa. No es una obra nueva, es una restauración y su finalidad es que quede lo más parecido a su estado original», añadía el responsable municipal de Patrimonio, bajo cuyo mandato se ha realizado toda la intervención en la valiosa azulejería de la Basílica.