Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


Devolver el equilibrio a la fuerza

28/02/2025

Martin Gurri trabajaba para la CIA leyendo periódicos extranjeros. Le bastaba hojear dos o tres cabeceras para lo que estaba pasando. Pero las cosas empezaron a transformarse. Internet cambió las reglas del juego y los periódicos ya no contaban todo lo que estaba pasando. Había polémicas, escándalos, clamores y enconados debates que no afloraban a las páginas de los periódicos y que cada vez tenían más influencia para millones de personas. En 2015, usando precisamente esas nuevas redes de difusión, Gurri se autoeditó un librito explicando lo que había descubierto. Se hizo muy popular el año siguiente con la primera victoria de Donald Trump.

Su teoría, refinada con los años, es realmente convincente. Antes, el poder descansaba en la capacidad de controlar la narrativa. Trump demostró en 2016 que se podían ganar unas elecciones incumpliendo todas las normas marcadas por el sistema. La sociedad había abandonado el relato de los medios tradicionales. Con la autoridad diluida, fragmentada en miles de piezas e infiltrada por todo tipo de conspiranoias, nadie puede gobernar sin ser bombardeado con un aluvión de críticas.

Gurri cree que Trump es el político que mejor ha aprendido a manejarse en este nuevo ecosistema. Un líder que abraza el caos en lugar de temerlo. Con la viralidad y la provocación constante está barriendo a unas élites que aún piensan en términos del siglo XX. El problema es que este nuevo ecosistema informativo es muy eficaz en destruir estructuras, pero no en construir alternativas. Se vive en una constante negación del statu quo, pero sin un modelo claro para reemplazarlo. Las revueltas triunfan, pero los gobiernos que las suceden terminan igual de desacreditados.

Así que Gurri, que votó por Trump por primera vez en las últimas elecciones pensando que era el mal menor, se hace la gran pregunta: ¿cómo se restaura ahora la confianza en las instituciones? La política tradicional está agotada, pero gobernar sin legitimidad es inviable. Parece que el caos seguirá devorándonos hasta que alguien traiga el equilibrio a la fuerza.