Fría era la tarde y fríos se quedaron los aficionados del Club Deportivo Toledo, que venían aún enchufados tras la victoria conseguida ante el Puertollano y que vieron como su equipo, una vez más, no era superior a su rival. Como viene a ser habitual, los de Rubén Gala saltaron al césped con intensidad para decantar pronto la balanza, pero en esta ocasión y a diferencia del partido que jugaron tres días antes, se encontraron a un rival enfrente que no dejaba espacios. El Socuéllamos se plantó en el Salto del Caballo con las ideas bien claras, con un 4-5-1 en defensa y regalando la pelota a los locales a la espera de encontrar sus ocasiones a la contra.
Un escenario que se ha visto ya demasiadas veces esta temporada en el feudo verde y que casi siempre se le atasca al cuadro capitalino. Ante tal situación, el CD Toledo se decantó por la banda derecha como su lugar de confianza para tratar de generar ocasiones. Angelito, de nuevo de lateral derecho, fue el hombre que más lo intentó. Y suyo fue el primer "uy" de la grada, cuando uno de los centrales visitantes despejó un centro suyo que casi remató en propia puerta.
No fue Angelito, pero sí esa banda por donde llegaron las siguientes ocasiones. El CD Toledo no encontraba otra fórmula para hacer daño al Socuéllamos que buscando centros al área. Piochi la puso en el minuto 21 y Rodri no acertó a rematar entre los tres palos. El Socuéllamos apenas salía a generar peligro pero tampoco sufría en exceso.
La primera jugada polémica del partido llegó a la media hora, cuando Abraham, tras una buena jugada de los locales, intentó colgar el balón al área rechazando en un defensor. El delantero sevillano del Toledo pidió insistentemente mano, pero el árbitro no dudó desde el primer momento de la jugada y señaló gestualmente que le había dado en el hombro. Acabó en córner y en ocasión, porque el propio Abraham remató de cabeza y a punto estuvo de marcar el primero. A los pocos minutos, los jugadores verdes reclamaron otro posible penalti por mano, pero el contrario la tenía apoyada en el césped, exactamente igual que Kupen frente al Puertollano. Con el reglamento en la mano, no hay nada.
Manu Gavilán, hoy titular como referencia, tuvo otro remate de cabeza para abrir el marcador en los últimos instantes de la primera mitad, pero tampoco ajustó como debería. Con eso se llegó al descanso, es decir, con un Socuéllamos muy ordenado que confiaba en un plan a ejecutar en la segunda parte y con un Toledo que volvía a tener pocos recursos en ataque ante semejantes escenarios.
Una tromba de agua dio inicio a los segundos 45 minutos, en los que el conjunto visitante pareció intentar sorprender dando un paso adelante, pero no fueron más que dos simples avisos sin peligro. Fue 10 minutos más tarde cuando le pudo salir la fórmula que tanto estaba buscando el Socuélllamos. El Toledo volcado en un saque de esquina en el área rival concedió la contra con la que todo equipo sueña, pero se encontraron con un rápido Yelco Ramos. El guardameta salió fuera de su área rápidamente y despejó con el pie lo que parecía el primer gol, pero el rechace después de algún que otro rebote cayó en otro jugador visitante. Su disparo, mordido, lo atajó Yelco mientras volvía de espaldas hacia su portería. El Salto del Caballo suspiró tranquilo después de librarse de un guión que ya ha presenciado en demasiadas ocasiones esta temporada.
La intervención del portero no cambió en exceso el ecosistema del partido, pero sí la temperatura, que empezó a subir con entradas y tarjetas amarillas para ambos equipos. Hasta que Abraham perdió el norte. Después de perder un balón, el ex del Tomelloso intentó recuperarlo rápido lanzándose al suelo en un balón dividido. Llegó tarde y tarjeta roja. Había pocas dudas. Al Toledo le tocaría remar con uno menos cuando más se estaba jugando. Otra autoexpulsión de esas que tanto han lastrado al equipo durante la temporada.
Quedaba media hora de juego y Rubén Gala decidió jugársela dando entrada a Gabri y Unax por Gavilán y Piochi, que no tuvieron su día, especialmente éste último. El partido se ponía claramente de cara para que el Socuéllamos se llevara los tres puntos, pero ahora era el Toledo el que se quedó atrás para esperar su momento con la ventaja de que tenía a Unax fresco para intentarlo a la contra y a la heroica. El extremo vasco, con el desborde que le caracteriza, hizo diabluras pero no dieron para más que algún saque de esquina. Cada vez que salía estaba demasiado solo o mal acompañado.
El Salto del Caballo aplaudió a Martín cuando este se retiró para dar entrada a Theo y pitó el cambio. Pese a tener tarjeta amarilla, los aficionados ponderan las aptitudes del mediocentro llegado en el mercado de invierno. Sea como fuere, la pelota era de los visitantes, que lo intentaban ante un Toledo agazapado que no dejaba huecos y sin encontrar el modo para generar ocasiones. El mayor miedo que transmitieron en la grada fue con la entrada de Megías al campo, por eso de los fantasmas del pasado, pero ni eso. Las ganas por vencer de los locales hicieron que las ocasiones más claras fueran suyas con uno menos.
Y la tuvieron, vaya que si la tuvieron. Cumplido el minuto 90' Angelito brindó un balón a Gabri al espacio para que encarara a portería, pero al pisar área se encontró demasiado escorado. El delantero no fue capaz ni de disparar ni de forzar un posible penalti, pero consiguió hacerle llegar la pelota a un compañero. Cuando parecía una situación ventajosa a Unax le llegó a su pierna mala -la derecha- y entre las dudas y la aparición de los centrales decidió dar una vuelta sobre sí mismo para buscar el tiro con la zurda. Rodeado de defensores el disparo acabó en córner.
El partido acabó muriendo más cerca del área del Socuéllamos que en la del Toledo, pero el pitido final dejó más conformes a los visitantes que a los verdes, que en pleno Domingo de Resurrección no encontraron el camino para reengancharse al tren del playoff. Tocará dar la cara fuera de casa, pero la sensación es que la igualdad de este campeonato dificultará volver a los puestos de promoción después del lastre que llevan los de Rubén Gala en la mochila.