El Parque Nacional de Cabañeros es un lugar inmejorable para vibrar con el ritual de apareamiento de los ciervos, conocido popularmente como la berrea, donde los amantes del medio natural pueden disfrutar durante estas semanas de uno de los espectáculos más fascinantes de la naturaleza.
Este espacio protegido del centro peninsular es el destino de visitantes que quieren vivir la experiencia de poder observar a los grandes ciervos durante la época de celo de la especie.
Carreras y encontronazos son habituales entre los grandes machos ungulados durante el tiempo que se alarga su afán por tratar de imponer su linaje sobre el mayor cupo de hembras posible; sin embargo, lo que más llama la atención de quienes entran al parque nacional son los resonantes y poderosos berridos que emiten estos animales.
Estos sonidos permiten a los ciervos ser capaces de mantener su excitación sexual en el cortejo de las hembras, de tal forma que logran así el estímulo suficiente para cubrir al mayor número de las hembras de sus harenes.
Con la llegada del otoño, el Parque Nacional de Cabañeros recibe un mayor número de visitantes dispuestos a vivir una experiencia mágica, como explica a EFE el vigilante del parque nacional Jorge Fernández, quien destaca que este año las lluvias se están dejando sentir positivamente sobre los ungulados, que están protagonizando «una larga berrea», que se podrá escuchar a lo largo de algunas semanas en cada uno de los feudos que dominan estos animales.
En este tiempo, «los machos se vuelven más activos y competitivos, y los enfrentamientos entre ellos son parte fundamental de este ritual para determinar quién es el más fuerte y digno de aparearse», expone Fernández.
Y asegura que «la lluvia ha favorecido que ciervos y ciervas encuentren en La Raña mucho pasto y estén bien alimentados, lo que ayudará a alargar la berrea más tiempo, haciendo posible que se pueda observar a estos herbívoros muy cerca».
El hecho de ver a una distancia cercana a estos imponentes ungulados atrae también a aficionados a la fotografía de naturaleza, como Rufino Carretero. El fotógrafo asegura que cuando visita el parque nacional busca llevarse «primeros planos de ciervos berreando», pero también la posibilidad de tomar fotografías más creativas, como buenos contraluces, que se pueden conseguir visitando el parque a primera o última hora del día.
Cabañeros es uno de esos lugares «que siempre debe estar en la lista de prioridades del fotógrafo de naturaleza para fotografiar la berrea». Pero el parque nacional de Cabañeros es destino también estos días de muchas familias que acuden a disfrutar de una jornada en plena naturaleza.
Este es el caso de la familia de Santiago Torres, un agente medioambiental recientemente jubilado que acude a visitar el parque nacional acompañado de toda su familia.
Torres comenta a EFE que para él, que ha podido ver y disfrutar de la berrea durante su larga etapa profesional, compartir ahora estos momentos con su familia es algo muy especial.
«Disfrutar juntos viendo la majestuosidad del ciervo, su elegancia o ese comportamiento arrogante con el que se presenta ante sus damas, es algo más que recomendable, y más si es en un espacio tan especial como Cabañeros», asegura Torres.
Existen varias opciones que permiten disfrutar de la berrea en el Parque Nacional de Cabañeros de manera segura y respetuosa con el entorno, y cada viajero puede elegir la que más se adapte a sus necesidades.
Las rutas guiadas son la forma más recomendada para ver y escuchar la berrea, ofrecidas por distintas empresas de ecoturismo que realizan las visitas con guías especializados y llevan a los visitantes a los lugares más adecuados a pie o en vehículo todoterreno.
Pero Cabañeros cuenta con miradores estratégicamente ubicados desde los cuales se puede observar la fauna sin interferir el comportamiento de estos animales.
Alguno de los miradores más conocidos para observar la berrea son el del Rocigalgo y el que existe en el centro de visitantes de Casa Palillos. Otra opción es realizar alguna ruta de senderismo si se prefiere vivir una experiencia más independiente, puesto que durante los paseos, es posible también escuchar y ver la berrea.