El Museo de Cerámica Ruiz de Luna y su Asociación de Amigos, con la colaboración de la Fundación Impulsa y la Escuela de Arte de Talavera, han organizado una exposición para recordar, profundizar y actualizar la figura, el pensamiento y la obra del jesuita Juan de Mariana de la mano de lo más característico y reconocido mundialmente de su ciudad natal: La cerámica.
En esta exposición, que se inaugura este jueves, la cerámica no solo es un pretexto para recorrer la vida y obra del pensador, sino que se convierte en el hilo conductor de un discurso expositivo que recorre la vida cotidiana de su época, ha informado la organización en nota de prensa.
Juan de Mariana nació en Talavera de la Reina en 1536 y murió en Toledo en 1624. Fue una personalidad relevante, y también crítica con muchos aspectos de la época en que vivió y eso lo reflejó en su obra: escribió sobre filosofía, religión, política, economía y otras áreas.
Muchos coinciden en considerarlo provocador y polémico, aunque no fue su intención. En vida no tuvo elogios ni aplausos, pero tampoco le preocupó. Mariana quiso cumplir un deber y ser útil a España siempre con su ideal de justicia como principio, escribiendo con imparcialidad: como esencia de su pensamiento, que cuatro siglos después sigue vigente, dejó su independencia, la búsqueda de la verdad y su espíritu de justicia, libertad y dignidad.
A punto de concluir el cuarto centenario de su muerte, la exposición 'La cerámica de Talavera' en época del padre Juan de Mariana reúne más de 160 piezas de cerámica y azulejería del periodo en que Mariana vivió. Se exponen cerámicas que se utilizaban a diario en esos siglos XVI y XVII en las casas, los palacios o los conventos, tanto en las cocinas como en la mesa o en el resto del hogar: platos, escudilla, jarras, saleros, cántaros, tinajas, candiles.
También hay loza fina de las principales series talaverana, como la de mariposas, la de helechos, la tricolor, la jaspeada o la de trazos geométricos. Y albarelos como los utilizados en las boticas de la Compañía de Jesús, la orden en la que profesó Mariana.
Precisamente, la época de Mariana coincide con el nacimiento y auge de las lozas talaveranas, que tuvieron mayor demanda a partir de la Pragmática contra el Lujo (1601) del rey Felipe III que prohibía el uso de las vajillas de oro y plata, por lo que fueron sustituidas por vajillas de Talavera. En cuanto a la azulejería, en aquel momento se utilizaban para decorar suelos, zócalos, escaleras, ventanas o altares.