La población en la provincia crecerá hasta los 812.624 residentes en 2030. Si la proyección estimada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se cumple, el territorio toledano habrá ganado algo más de 100.000 vecinos en una década, un crecimiento asombroso para un espacio geográfico que en las últimas seis décadas aumentará su tamaño en 330.000 habitantes, un 70% más que los que acumulaba al inicio de la década de los setenta del siglo pasado.
El importante repunte de población que dibujan las proyecciones demográficas se observa en los registros más recientes. En los tres últimos años, el número de residentes en la provincia se ha expandido en unas 30.000 personas. El volumen aproximado de crecimiento anual, unos 10.000 habitantes nuevos, se mantendrá a lo largo del decenio.
Entre el año corriente y 2030, la provincia aumentará su padrón en 71.368 vecinos. La población nacida en España, sin embargo, aportará apenas 10.000 personas. Así, solo uno de cada siete nuevos residentes en Toledo tendrá su origen en España. El grupo con procedencia extranjera que, según los cálculos del INE, escogerá este territorio en los próximos seis años rebasa las 62.000 personas, desde las 117.454 recién contabilizadas hasta las 179.467 que se estiman en 2030.
En cualquier caso, los mayores aportes de población extranjera se esperan en los ejercicios más inmediatos, con hasta 12.000 nuevos foráneos cada año en 2025 y 2026.
Aunque la proyección no ofrece previsiones por municipios, la evolución del crecimiento poblacional en el último medio siglo constata la existencia de dos velocidades desiguales en la provincia: el norte, un espacio colindante con la Comunidad de Madrid, crece; tanto las comarcas del oeste y del sur como aquellas más alejadas de los principales núcleos urbanos y vías de comunicación, sin embargo, pierden vecinos.
La explosión residencial que vislumbra la estadística contribuirá a ralentizar el envejecimiento de la población toledana; sin embargo, la llegada de un volumen tan elevado de nuevos vecinos disparará la necesidad de vivienda y dotaciones sociales. El reto de ofrecer un nuevo hogar a más de 100.000 personas, además de servicios sanitarios, educativos o de ocio, representa uno de los grandes retos para el futuro de una provincia que se aleja de la tendencia decreciente que se manifiesta en otros puntos del país.
El incremento de la población pronosticado elevará el censo de hogares en la provincia hasta las 320.763 viviendas en 2030. En la actualidad, el número de inmuebles habitado como residencia principal se eleva hasta las 284.627 casas. Así, en los próximos seis años el parque se incrementará un 12,5%, un repunte que se estirará hasta el 26,8% en los próximos 15 años: en 2039, se prevé que existan 360.934 viviendas en el conjunto de los municipios toledanos.
Asimismo, la proporción de hogares unipersonales crecerá en los próximos años. En 2024, hay 76.435 viviendas habitadas por una única persona, el 26,9% del parque. En 2030, su peso aumentará en términos relativos y absolutos, habrá 93.127 inmuebles para un único ocupante y supondrán el 29% del total. En 2039, último año sobre el que se realizan las estimaciones, habrá 115.691 hogares para un único morador, el 32,1% de todas las viviendas ocupadas y empleadas de forma habitual.
SIN CRECIMIENTO NATURAL. El aumento de la cifra de residentes implica un mayor número de defunciones por año. Este año se prevén 6.604 muertos, una cantidad que se elevará hasta los 8.067 finados en 2038.
La evolución de la natalidad también mostrará una tendencia positiva, aunque el alza previsto no alcanzará la cuantía de los óbitos. Durante este año se prevén 5.338 alumbramientos en la provincia. En 2038, y tras una constante recuperación en este indicador, serán 7.472 los niños recién nacidos. Las cifras expansivas no cubren los decesos también ascendentes.