Semana de parón liguero forzado, y semana de supuesta tranquilidad en todo lo que gira en torno al CD Toledo. Y en esta paz hostil, pensando y dando vueltas a todo, creo que, quizás, esto era lo mejor que le podía pasar al equipo en este momento de caos.
Embrollo actual que es imposible que la afición olvide, siendo totalmente consciente de la situación, por mucho tiempo que pase y por lo negativo de no estar cumpliendo el objetivo, por lo doloroso de sentir que algo se vuelve a repetir, y por lo que cuesta pensar que el equipo siga estando otro año más en Tercera División.
Y aquí es donde se viene a mi mente cómo el CD Toledo ha tenido tiempo para trabajar, trabajar y además de trabajar, confabularse para lo que queda. Al más puro estilo Carolina Marín, que volvió esta semana pasada, a demostrar que, como su propio lema dice, «puedo porque pienso que puedo».
Y claro, durante esta larga semana, cuando la gente te dice, ¿Carlos, del Toledo está semana no hablamos, no? Yo pensaba que ya a estas alturas poco hay que hablar, que los que tienen que hablar de verdad son los del verde, los que se visten de corto, los que tienen el honor de llevar la elástica verde. Y que como todos los deportistas, tienen altibajos en su rendimiento, pero que, de aquí al término del campeonato, solo quedan finales en las que hay que estar en el punto álgido todos y cada uno.
Ellos y nosotros, tenemos que pensar que se puede, porque de verdad se puede. Porque habiendo posibilidades matemáticas todo lo demás, con todo lo que tiene esta plantilla en esta categoría alrededor, no puede no dejarles pensar y dejarse todo para conseguirlo.
Y también, finalmente, y lo más importante, porque esa ilusión de lograrlo mantiene vivo ese gen del Salto del Caballo, más necesario ahora que nunca. No me imagino lo que sería si quedaran varias jornadas y el equipo no se jugase nada. Y sí, me muero de ganas por ver vibrar a una afición, a un estadio, a una ciudad, con una y otra eliminatoria de 'playoff'.