Un apretón de manos y una foto muy esperada desde hace años. El ministro de Cultura, Miquel Iceta, el presidente deCastilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y la alcaldesa de la ciudad, Milagros Toledo, se reunieron esta mañana en el Palacio de Fuensalida para «lacrar» el acuerdo de las tres administraciones sobre Vega Baja, ya que la firma está realizada desde hace tiempo, y dar el pistoletazo de salida a un ambicioso acuerdo para la recuperación patrimonial de una zona histórica de gran valor que llevaba dos décadas abandonada.
De momento, es pronto para avanzar fechas, programas, iniciativas ligadas a trabajos arqueológicos, entre otras actuaciones, si bien, con este acuerdo Vega Baja queda totalmente blindada. Así lo expresó claramente García-Page tras la reunión. «Nunca más habrá especulación inmobiliaria y de ningún tipo» porque las tres administraciones han llegado a un nivel de compromiso tan alto con esta zona tan valiosa de la ciudad «que tendrá un candado echado desde el punto de vista urbanístico».
Al respecto, subrayó que Vega Baja inicia «un nuevo camino» que será largo porque su recuperación, puesta en valor y reactivación arqueológica exigen años de trabajo, pero insistió que con este acuerdo se sientan las bases para proteger la zona después de años de «desacuerdos», tropiezos y «zancadillas» entre las administraciones. Por tanto, el inicio de «este camino proactivo» de la mano del Ministerio de Cultura, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Toledo, anula definitivamente cualquier oportunidad de especulación con los terrenos. «En Vega Baja no se va a hacer nada que no queramos».
Page recordó que desde hace años «ha habido mucha opinión y poca miga». Asimismo, destacó que el problema de Vega Baja «nos superaba a todos por separado». Sin embargo, considera que con este acuerdo -que ha tardado varios meses en gestarse- habrá que ir avanzando «sin prisa, pero sin pausa» para cerrar «un acuerdo estratégico sobre Vega Baja que validen Europa y las instituciones».
El convenio marco se estrenará con una inyección de medio millón de euros por parte del Ministerio de Cultura. Una partida que se contempla los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y servirá para poner en marcha las primeras actuaciones con el objetivo de salvaguardar y recuperar este espacio histórico. A pesar de que aún no se han detallado las iniciativas, este acuerdo sí avanza el estudio, creación, musealización y gestión de la Vega Baja, la puesta en marcha de espacios verdes ajardinados entre los BIC y las zonas excavadas o con yacimientos activos, la recuperación y limpieza de zonas excavadas, la reactivación de trabajo arqueológico, entre otras.
En este sentido, Page invita a las instituciones, colectivos, entidades, personas activas en la defensa del patrimonio y ciudadanos a plantear sugerencias y propuestas que puedan ser analizadas, ya que lo importantes es ir avanzando en Vega Baja aunque pueda costar «10, 12 o 15 años», plazos que pueden resultar llamativos en un primer vistazo, según dio a entender Page, pero «son relativamente digeribles en una ciudad histórica».
Para Vega Baja hay que buscar el mejor modelo de gestión. En este caso, el presidente de la Junta dejó caer una primera posibilidad. «Sería muy positivo residenciar en el Consorcio parte de la gestión estratégica». Si bien, remarcó que se trata de una sugerencia «que no trata de mermar ninguna hipótesis de trabajo», pero considera que este organismo especializado en patrimonio podría asumir Vega Baja porque, entre otras cosas, porque tiene representación de las tres administraciones que han firmado el convenio marco.
cultura. Page aprovechó la presencia de Iceta para recordar la importancia de la cultura en Toledo y en el resto del país y el castigo económico que ha sufrido este ministerio en los años de más crisis económicas. Al respecto, tildó de «barbaridades» los tijeretazos que sufrió el ámbito cultural en los años más delicados en el ámbito económico e insistió en que el covid ha dañado especialmente a la industria cultural, con lo que considera la necesidad de protegerla y, sobre todo, «que todos podamos añadir un plus» para garantizar la salud cultural.