La última Dana ha dejado espeluznantes imágenes. Ha habido muertos, personas atrapadas, quienes lo han pedido todo; el arroyo Ramabujas inutilizó buena parte de la flota del transporte público de Toledo y arrasó con empresas situadas en el polígono industrial. Pero las consecuencias de la Dana ha dejado otras imágenes en el barrio del Polígono que se pueden contemplar aún hoy y que dan pavor a muchos de sus vecinos. Gracias a un dron, la Asociación de Vecinos El Tajo ha confirmado que el agua ha desenterrado parte del amianto sellado por la Junta de Comunidades.

«La segunda Dana ha levantado más amianto que la que levantó la primera hace dos años. Esto viene a demostrar lo que venimos diciendo hace muchísimos años, que el tapado no vale», apunta la coordinadora vecinal Gemma Ruiz. La Asociación sigue insistiendo en que hay que retirar el material cancerígeno. «Están dejando el amianto a una profundidad de no más de metro y medio. Han levantado una alfombra y dejar eso tapado, en principio para las generaciones futuras. Pero no ha sido así. No ha llegado a mantenerse tres años. La solución no nos vale. La solución definitiva es la retirada», continúa, convencida de que la Dana ha demostrado que «se ha puesto un parche a una solución enorme y el parche se ha demostrado que no es lo más eficaz».

Las imágenes del dron lo dejan claro. El agua ha descubierto el material recogido en sacos y cubierto por tierra. Así ha ocurrido en el antiguo cauce del Ramabujas, responsabilidad de la Confederación Hidrográfica del Tajo, y en las fincas particulares donde se desarrolló el cubrimiento.

La Dana desentierra restos de amianto soterrados por la Junta - Foto: Lisardo Gómez Periódico VecinosTras conocer lo ocurrido, la Asociación reivindica que «por favor, las administraciones dejen de responsabilizarse unas a otras, la Junta es la que tiene las competencias y el Ayuntamiento es la administración más cercana y tiene que solventar un problema de ciudad». Porque, insiste Ruiz, este no es un problema del Polígono, sino de la ciudad. Amianto hay en todas las construcciones antiguas de Toledo; en este barrio están el polígono industrial; un hospital para 300.000 habitantes; un foco comercial y miles de trabajadores. Ellos se pueden llevar el amianto en su ropa. Además, el Ramabujas desemboca en el Tajo, que rodea la ciudad y va dejando sedimentación. Finalmente, el neumólogo Tarrés, mayor experto en España, ya contó en el barrio que el amianto llega a un radio de acción de más de dos kilómetros, «así que te da lo mismo estar al lado que a dos kilómetros. Pero, si nos llegan los lodos del desierto, ¿hasta dónde llega el aire contaminado que lleva partículas».

Contactos con la administración. Ante esta circunstancia, la Asociación ya ha mantenido un encuentro con responsables de Desarrollo Sostenible y también ha intervenido en el Pleno del Ayuntamiento.

Con la Consejería la Asociación denunció los efectos de la Dana e insistió en la retirada. La respuesta de la Junta no fue la deseada. Se comprometió a volver a tapar los restos cancerígenos, pero no a retirarlos. Ante esta circunstancia, la coordinadora insiste en que las consejerías deben olvidarse de a quién le corresponde la competencia y trabajar por una solución, porque «sabemos que este es un problema importante al que no han puesto solución. Podemos ir a Europa, podemos reparar suelos contaminados, hacer cosas, pero sobre todo, la Junta tiene que reconocer, por encima de todo, que hay un problema importantísimo de salud pública con el que vamos a cargar a las generaciones venideras, vamos a tener muchísimos enfermos no solo de mesotelioma, sino otros cánceres, en toda la ciudad». Entonces puede comenzar un plan de acción, que no va a solucionar el problema del amianto en solo un año. La excusa del dinero, apunta Ruiz, no vale, porque «¿cuánto vale la vida humana? Y luego están los tratamientos y las indemnizaciones».

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