Sin duda que el que fue vicepresidente del Gobierno con Adolfo Suárez, Manuel Gutiérrez Mellado, va a pasar a la historia por su enfrentamiento de cara contra los golpistas y con Antonio Tejero en el Congreso durante el 23-F. Sin embargo, su vida dio mucho más de sí. Una nueva investigación da luz sobre la actuación en la Guerra Civil del que llegara a ser capitán general del Ejército y vicepresidente primero del Gobierno, cuando desde la Quinta Columna de Madrid estuvo evacuando nacionales de la capital a zonas controladas de la provincia de Toledo, en arriesgadas misiones a lo largo del río Tajo.
'La Guerra encubierta. Operaciones secretas, espías y evadidos en la Guerra Civil' es el extenso volumen publicado por los periodistas Alberto Laguna, también coautor de 'La quinta columna. La guerra clandestina tras las líneas republicanas 1936-1939', y Victoria de Diego, responsables ambos de la Web 'Guerra en Madrid'. En el mismo, se narran diversas historias con la provincia de Toledo como escenario, como la de Juan Reus, aviador de Talavera que murió asesinado en Madrid por negarse a bombardear a los alzados en el Cuartel de la Montaña; la del también aviador talaverano José Corrochano Márquez, que salvó la vida al ministro de la Guerra José Miaja; o la del teniente coronel del Ejército republicano llamado Antonio Garijo Hernández, que lideró las negociaciones de paz entre republicanos y nacionales en Burgos en marzo de 1939 antes de morir en Mora.
Pero sin duda destaca lo que los autores han titulado como 'Rutas por el Tajo'. Se trata de evacuaciones que la Quinta Columna y servicios de información franquistas hacía de personas de derechas a través del Tajo por varias rutas por pueblecitos de Toledo como San Martín de Montalbán. Dos de los responsables de las mismas fueron Manuel Gutiérrez Mellado (vicepresidente del Gobierno) y Gustavo Villapalos (padre del exconsejero de Educación de Esperanza Aguirre).
Gutiérrez Mellado con Calvo-Sotelo. - Foto: Marisa Florez. Archivo del CongresoUn joven Gutiérrez Mellado. Explica Laguna que existen varias biografías sobre Gutiérrez Mellado y concedió muchas entrevistas hablando de su vida, «pero el tema de la Guerra Civil era algo que él procuraba pasar de puntillas, y se limitaba a hablar de aspectos meramente anecdóticos». Eso llevó a los autores a ver la necesidad de ver el papel de 'Guti' en el Madrid republicano y su labor como agente de información.
La Guerra le pilló Gutiérrez Mellado como joven teniente de Artillería en Campamento, que se subleva y se marcha a Villaviciosa de Odón, donde es el único de sus compañeros de fuga que consigue sobrevivir, gracias al apoyo del alcalde socialista José Santander (favor, por ciento, que no devolvería en el posterior consejo de guerra).
De allí, el después general se refugiaría un año en las embajadas de Chile y Paraguay, donde entra en contacto con la Quinta Columna. Hasta que en febrero de 1938 logró salir con papeles falsos, y comenzó a trabajar en la clandestinidad haciendo expediciones de evadidos hasta la zona nacional.
Gustavo Villapalos.Apunta Laguna que Gutiérrez Mellado no creó esta organización, sino que se unió a ella cuando ya estaba funcionando desde el verano. De hecho, había tres organizaciones diferentes evacuando a través de esta zona, que consiguieron sacar unas quinientas personas entre el verano del 37 y casi el final de la Guerra. Pero esta en concreto la puso en marcha Gustavo Villapalos, con mucho peso en este libro, y el alférez provisional Antonio Rodríguez Huerta, que es quien falsificaba los documentos. Villapalos tuvo una vida muy relacionada con Toledo, en especial, con San Martín de Montalbán, que sería destino de muchos evacuados. Por allí, de hecho, comenzaron sus expediciones.
Normalmente, la aventura comenzaba con un camión de aviación o de intendencia, facilitados por militares en la Quinta Columna. Rodríguez Huerta falsificaba los salvoconductos que permitía la circulación con la excusa de la búsqueda de víveres a Toledo. Se solían subir siete u ocho personas, incluidos generales como Menéndez Cadalso, con el uniforme de soldado raso republicano, y partían a la provincia. Franco también pedía pilotos y artilleros para la Guerra.
Esos camiones salían de Madrid y recogían a los evadidos de embajadas o pisos seguros, para huir hasta Alcalá de Henares, y de allí a Aranjuez por la carretera de Valencia. Desde allí, por Tembleque y Mora de Toledo, pasando los controles de milicianos con los salvoconductos falsificados. El destino final comenzó siendo San Martín de Montalbán y alrededores, para mudarse a Navahermosa y a El Carpio de Tajo, por donde cruzaban un río mucho más crecido que hoy, y de ahí a posiciones avanzadas nacionales. Pero Laguna destaca un lugar concreto, un cortijo, pasado Navahermosa, junto al río Cedena, en la CM-401, donde se dejaban los evadidos. A partir de ahí, a veces Gutiérrez Mellado y Villapalos pasaban personalmente a zona nacional, pero en muchas ocasiones también contaban con 'guías locales', 'el Pastor' y 'el Lagarto', gente de los pueblos que sabían moverse por allí y con una barcaza los metían en zona nacional. Finalmente, estas personas pasaban algunos días en un campo de depuración en Talavera de la Reina.
Antonio Rodríguez Huerta.El propio Gutiérrez Mellado estuvo dos veces en este campo de depuración, hasta que definitivamente en octubre de 1938 se pasó al frente nacional, desde el que continuó haciendo estas operaciones.
Laguna apunta además que otra organización que evacuaba nacionales iba por la zona de Totanés. Además, el Cuartel General de los Servicios Secretos de Franco en este frente, el espionaje nacional, estaba en La Torre de Esteban Hambrán. Lo coordinaba el teniente coronel Francisco Bonel Huici, para quien siguió trabajando Gutiérrez Mellado.
Varias fuentes. Para reconstruir estas historias, los autores del libro han recurrido a múltiples fuentes, como varios archivos militares, o los procesos de depuración de los evacuados (donde contaban sus aventuras en la carretera), así como fuentes orales, los testimonios de los familiares de los evadidos.