El patrimonio en Toledo suele generar titulares y noticias con asiduidad, pero alguna iniciativa también puede pasar desapercibida a pesar de su importancia. Es lo que ha ocurrido con la conocida Casa del Temple, en la calle de la Soledad, número 2, un edificio catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), de los siglos XI y XII, que ha cambiado de manos recientemente y la venta se ha formalizado prácticamente de incógnito.
El Ministerio de Cultura ha adquirido este valioso inmueble que se puso a la venta en otoño. El anterior propietario, Amador Valdés, muy conocido por su labor restauradora de edificios históricos en general, y más de una decena en Toledo, colgó el cartel de venta hace meses y puso a disposición de las administraciones, en concreto de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y del Ministerio de Cultura, sus intenciones, ya que la normativa vigente apunta que las administraciones tienen derecho preferente de compra.
El acuerdo se alcanzó con rapidez, según ha podido conocer La Tribuna. La venta de este edificio islámico de gran importancia patrimonial en la ciudad no interesó al Gobierno regional, pero el Ministerio de Cultura sí demostró interés y finalmente compró la Casa del Temple el pasado mes de diciembre. Si bien, la operación no ha trascendido y se desconoce la intención de la administración respecto al inmueble, que actualmente permanece cerrado aunque ha acogido visitas en los últimos años.
Tampoco se ha dado a conocer el precio final de venta. El antiguo propietario prefiere no desvelarlo, pero está satisfecho por el hecho de que el Ministerio de Cultura se haya fijado en este Bien de Interés Cultural (BIC) y haya terminado adquiriéndolo gracias al tanteo, ese derecho de adquisición preferente que se suele ejercitar en los Bienes de Interés Cultural, tanto en inmuebles entre particulares como en los bienes que forman parte del patrimonio histórico-artístico en subasta pública.
Por tanto, Valdés notificó en su momento tanto a la Junta como al Ministerio de Cultura su intención de vender este edificio que compró en 1994, especificando el precio y las condiciones, y ambas administraciones dispusieron de un plazo de dos meses para comunicar si llevaban a cabo o no el derecho de tanteo. Durante el proceso se incluyó un informe de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español.
Valdés asegura que el paso que ha dado el Ministerio de Cultura con esta antigua casa, que fue propiedad de la Orden de los Templarios en su momento y abrió sus puertas como hospedería en el siglo XIV, supone «una buena noticia» de cara al patrimonio toledano, puesto que Cultura ha ampliado sus bienes en la ciudad gracias a esta última operación, puesto que ya disponía del Museo Sefardí y de la Casa del Greco.
El Museo Sefardí, creado en 1964, cuya sede se encuentra en la Sinagoga del Tránsito, es gestionado directamente por el Ministerio de Cultura a través de la Dirección General de Bellas Artes. Yel Museo del Greco, el único dedicado a la figura del pintor cretense, también es de titularidad estatal y a principios de siglo XX un conjunto de casas fueron donadas por el Marqués de la Vega-Inclán tras una intensa restauración.
Sobre la casa del temple. El inmueble en cuestión muestra una casa típicamente andalusí, organizada en torno a un patio central, con distintos salones y estancias en la planta baja y una planta superior a modo de corrala. Si bien, en el subsuelo se conserva el salón más antiguo del conjunto, que data de la época califal, el siglo X.
La compra del inmueble por parte de Amador Valdés la revalorizó a nivel patrimonial, puesto que promovió una importante restauración, que en su momento dirigió Alicia González, hace más de veinte años. Y gracias a la labor rehabilitadora, el edificio se convirtió en Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, en el año 2022, una declaración que ayudó a sacarlo del anonimato y a despertar interés patrimonial. Además, esta restauración trascendió y obtuvo un premio Europa Nostra en 1998.
Asimismo, Amador Valdés también atesora un buen currículum de revalorización de edificios patrimoniales en Toledo, como la Casa del Arco, en la plaza del Seco,y otros inmuebles en el Callejón de los Muertos y en las calles de San Bartolomé y Locum. Y fuera de la ciudad, es conocido por restaurar edificios en otros lugares de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Andalucía y Navarra.