Líder de LaLiga, tres victorias en tres partidos de Champions, triunfo a domicilio en el último clásico… y, sin embargo, el Real Madrid convive con esa extraña sensación de que la felicidad ni es plena ni justificada. Como si hubiera un 'algo' irreal en esas cifras: 28 puntos sobre 33 posibles, 23 tantos a favor (tercero tras los 25 de Girona y Atlético) y solo ocho en contra (la mejor defensa del campeonato).
Ese 'algo' tal vez tenga que ver con la irrupción grandiosa de Jude Bellingham, cuyo impacto en la competición está disimulando a un cuadro merengue de fútbol cuestionable. En el torneo doméstico, los tantos del inglés han dado nueve puntos, y en la Liga de Campeones, sus tres dianas se han traducido en seis. En un acumulado, de los 37 puntos que tiene le equipo en las dos competiciones, al mediapunta le corresponden el 40,5 por ciento (15), una salvajada teniendo en cuenta que llegó como mediocentro, que ya suma 13 goles con apenas un cuarto del curso disputado… y su mejor cifra anotadora hasta la fecha estaba en los 14 que logró el año pasado en 42 partidos con el Dortmund.
«Hay que mejorar para cuando Jude no meta goles» fue la consigna de Ancelotti. El análisis de la temporada sin la efectividad del 'cinco' blanco tiende a ser mediocre: el rival se ha adelantado en el marcador en siete ocasiones, siete han sido las victorias por la mínima, solo ha dejado la puerta a cero en seis ocasiones y tres de los triunfos llegaron en golpes de fe/fortuna en el tiempo añadido (ante el Getafe, el Union Berlin y el Barça… con goles, claro, de Bellingham).
En ese caminar por el alambre, parte del madridismo evita la euforia a toda costa. Para todos, el 1-2 del clásico fue una alegría; pero para muchos, fue un resultado que el Real Madrid 'se encontró' después de verse superado por un bloque culé plagado de ausencias y jugadores en baja forma que antes del 'show' de Jude había perdonado y estrellado dos balones en los postes. Esa afición crítica piensa que hay gato encerrado detrás de las tres victorias más importantes del curso (ante Barça, Nápoles y Real Sociedad), ya que en muchas fases del duelo el contrario fue superior… y que el choque más difícil, el del Metropolitano (3-1), descubrió la realidad del equipo: sin Bellingham no hay fiesta.
Uno por línea
Individualmente, hay un señalado habitual por línea. Defensivamente, David Alaba despierta muchas dudas. Lo que Militao o Rüdiger corrigen por físico y Nacho por sentido táctico, para Alaba supone una condena: el 1-0 del clásico como mejor ejemplo. «Para mí es central indiscutible», ha reiterado Ancelotti muchas veces a pesar de que el ex del Bayern ha intentado 'negociar' con el italiano una ubicación más ofensiva en la banda izquierda; no está cómodo de cierre, los 31 años (y 16 de carrera) le van pesando y arrecian los rumores: desde suculentas ofertas de Arabia Saudí por sus servicios hasta posibles fichajes en el mismo mes de enero, como el central portugués Gonçalo Inacio (Sporting, 22 años).
En el mediocampo, las suspicacias sobre Tchouaméni son cada vez mayores. Fue una apuesta muy potente (80 millones por un mediocentro de 22 años) que no termina de asentarse: su exuberancia física es inversamente proporcional a su corrección táctica. Ya ha sufrido dos lesiones musculares desde que llegó en verano de 2022 y esta tercera, una fractura por estrés de un dedo del pie, le tendrá dos meses en el dique seco. El llamado a ser el 'heredero de Casemiro' aún tiene mucho margen de mejora para merecerse ese título.
Y en ataque, esas dudas afectan directamente a la dupla brasileña, Vinícius y Rodrygo, con especial preocupación sobre el segundo. El clásico fue la perfecta radiografía de una temporada decepcionante para ambos: uno superado en cada acción por Araújo, el otro intrascendente y prácticamente desaparecido del encuentro. 'Vini' todavía tiene la coartada de haber estado lesionado y contar con tres goles y dos asistencias en 10 compromisos... pero Rodrygo, el señalado por Ancelotti para llevar al saco los tantos que desaparecieron en la salida de Karim Benzema, apenas suma dos dianas en los 13 encuentros de la campaña. El combinado de Chamartín espera que las renovaciones de ambos ayuden a tranquilizarles y enderezar el rumbo.