La Plataforma 'Toledo. Sociedad, patrimonio y cultura' convocó ayer a los toledanos a una cita para evaluar el estado del Casco Histórico, ahora que se ve amenazado por la proliferación de macrohoteles. Dicho análisis corrió a cargo del académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y doctor en Geografía, Manuel Antonio Zárate, en la charla denominada 'Macrohoteles en el Casco Histórico de Toledo'. Aunque el inicio de la sesión fue complicado porque un problema informático evitó que el coloquio se desarrollara con soporte gráfico, Zárate cumplió con su cometido a través de la palabra.
Su amplio y pormenorizado análisis de la ciudad y del Casco Histórico comenzó con una peculiar comparación entre las empresas que están detrás de los macrohoteles como el de la Plata con las órdenes religiosas del siglo XI, «porque ambas empezaron la conquista de la ciudad asentándose en la periferia para acabar asaltando el interior de la misma», señaló en referencia a hoteles como el Beatriz o El Bosque.
A posteriori, Antonio Zárate recordó que la ciudad ha tenido problemas en su modelo a lo largo de la historia, pero estimó en los inicios de los años 80, la fecha en la que «alcanzó el equilibrio entre turismo y residentes». Época en la que dijo que él mismo y alguno de sus compañeros plantearon que para mantener ese equilibrio «habría que tomar medidas». Actuaciones que, según el académico, a día de hoy no se han llevado a cabo, trayendo a Toledo a su situación actual.
Zárate resumió todo su análisis en una crítica a las diferentes corporaciones municipales que han pasado por el Ayuntamiento en un único punto: la descentralización de servicios del Casco Histórico. El experto argumentó que desde los años 80 hasta ahora se han ido sacando servicios del centro a otros barrios «dejando de ser el Casco un espacio plurifuncional a uno monofuncional, con escasa actividad en el centro, solo al servicio del turismo». Criticó a las diferentes corporaciones que no se ha apostado por recuperar esos servicios y se ha apostado por «un modelo despilfarrador: cuando me envejece un barrio, creo otro nuevo». Una situación que, claramente, Zárate cree que ha facilitado la llegada de empresas hoteleras para ocupar la situación de vacío que hay en el Casco.
Uno de los elementos que Zárate ve indispensable para que el centro de una ciudad no pierda vida es su universidad. Por ello, ejemplificó que no entiende que la Escuela de Arquitectura esté en Toletum «cuando en el Casco hay edificios vacíos».
Él mismo lanzó la pregunta a los asistentes sobre si hay o no alternativa. Respondió que es evidente que hay que compatibilizar el turismo con la vida de los residentes, «pero hay que introducir otros elementos como hacen otras ciudades». De hecho, cree que la orografía de Toledo «a lo mejor no permite cohesionar barrios, pero lo que sí permite es unir servicios en su centro histórico».
Dicho esto, Antonio Zárate tiene clara las fórmulas para caminar hacia el equilibrio que Toledo sí alcanzó en su día. Aboga por instalar» la ciudad del cuarto de hora», «la que aglutina la mayoría de servicios para el vecino en ese períodoo de tiempo» junto con una mayor proliferación de espacios verdes que, «solo con el río Tajo y la Vega no debería de ser un problema», puntualizó.
Sea como fuere, Zárate ve solución a los problemas de Toledo, solo que requieren disponibilidad de todos para «avanzar juntos, incluida las corporaciones, sean del color que sean».