Los vecinos de Almendral de la Cañada entraban en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Antigua acompasados por el tañido del reloj del Ayuntamiento. Uno, dos y hasta 12 golpes que avisaban de que empezaba la misa el 27 de enero. Pero se preguntarían también intrigados qué habría ocurrido para que esa pieza centenaria volviera a marcar el tiempo en este pequeño pueblo de la Sierra de San Vicente.
La reparación se debe a Ángel Sáiz, un piloto de vuelo a vela septuagenario que practica en el cercano aeródromo de La Iglesuela del Tiétar. Este técnico de telecomunicaciones se enteró de que el mecanismo acumulaba al menos seis años estropeado y se prestó voluntarios para dar una solución. Sin conocimientos expresos de relojería, detectó un defecto en el engranaje y encargó una pieza a un tornero de Valdemoro (Madrid), tal y como explica a este diario. Nada cobró al Ayuntamiento de Almendral de la Cañada por la sustitución por el trabajo.
«Queremos aprovechar para dar las gracias a Ángel, esta persona anónima, que altruista y desinteresadamente, no dudó un momento en venir a revisar qué pasaba», informó el equipo de Gobierno a los 350 vecinos de Almendral de la Cañada horas después de la reaparición de los tañidos.
«Los vecinos están contentos; les ha gustado que funcione», recalcaba a este diario el alcalde, Marcelino Fernández, quien asume su primera legislatura.
El alcalde subraya que el resto de municipios de la Sierra de San Vicente han sustituido los viejos mecanismos de sus relojes municipales, pero Almendral de la Cañada ha retomado el funcionamiento de su antiquísimo ingenio. Consistorios como el de Hinojosa de San Vicente o Navamorcuende han optado por exhibir esas piezas de colección en sus dependencias para que los vecinos observen estas reliquias.
«El que no agradece, no merece», señalaba el Ayuntamiento de Almendral de la Cañada, que encabezaba así los agradecimientos de los vecinos por la devolución del marcaje del tiempo en esta población serrana.