Allegados a la comunidad de viviendas ubicada en el número 8 de la calle Río Yedra de Toledo, en la parte residencial del barrio del Polígono, denuncian la celebración de un oficio religioso evangélico junto a los inmuebles, un evento para el que se empleó, según aseguran residentes en la zona, el suministro público. Testigos presenciales explican que los puntos de luz y los altavoces utilizados durante la liturgia se conectaron al tendido general, un supuesto caso de defraudación del fluido eléctrico.
Un vídeo que circula por las redes sociales muestra la presencia de dos coches de la Policía Local en la puerta de la urbanización. Tanto los agentes como los vehículos permanecen en la vía pública durante el medio minuto largo que se extiende la filmación. En el interior de los bloques, una entrada asfaltada y diáfana, se apostan el pastor, micrófono en mano, y una veintena de vecinos que escuchan la alocución, varios de ellos sentados en sillas plegables. La luz brilla en el interior de algunas viviendas.
El pastor se refiere al «pueblo de Israel» y alude a lo que «la Biblia dice». Su sermón también tiene en cuenta a quienes «en aquellos tiempos robaban, estafaban, extorsionaban, cogían el dinero de su propio pueblo y se lo daban al pueblo romano» y a aquellos otros que «eran los más bajos» de la sociedad en la que vivió Cristo.
Se desconoce si se trata del primer evento de este tipo en la zona; tampoco se sabe si la comunidad de vecinos de Yedra, 8 autorizó este acto. En cualquier caso, en estos bloques viven decenas de cristianos evangélicos.
Los llamados Pisos Negros son un foco habitual de conflictividad, un espacio en el que se han advertido problemas de ocupación ilegal, amenazas con armas, tráfico de drogas e incluso tráfico de personas. La Empresa de Gestión de Infraestructuras de Castilla-La Mancha (Gicaman) es la propietaria de una promoción inmobiliaria con casi un centenar y medio de pisos que se destinaron al alquiler social con y sin opción a compra. Tanto los vecinos al corriente de pagos (del arrendamiento) como algunos representantes políticos lamentan la peligroso deriva de un barrio que se puede convertir en un «gueto».